Solemos asociar el ketchup a un bote de plástico "colorao" y a comida rápida de la "mejor" calidad, y olvidamos que tiene su punto y su corazoncito. Una buena salsa ketchup puede dejar en algunos platos un recuerdo imborrable. Así que, tras arduas investigaciones, hemos dado con una fórmula que produce un buen resultado final. Una mezcla de condimentos y especias muy atractiva que transforma el tomate en una salsa de primera, que igual acompañará una hamburguesa, que unas patatas bravas o alegrará una pizza.
Ingredientes
2 kg tomates
1 cebolla grande
2 dientes de ajo
2 c/c de pimienta negra en grano
2 c/c de semillas de mostaza
1 c/c de pimienta de Jamaica en grano
2 clavos de olor
2 tallos pequeños de apio
1/2 rama de canela
2 c/c de pimentón
pimienta de cayena (al gusto)
1 hoja grande de laurel
125 ml de azúcar moreno
125 ml de vinagre de sidra
2 limones (zumo)
2 c/c de sal
Preparación
Pelar y cortar en trozos pequeños los tomates, la cebolla y el apio. Colocarlos en una cazuela, añadir los ajos pelados y machacados y el resto de las especias. Cocer a fuego suave durante 90 minutos o hasta que reduzca a un tercio del volumen inicial. Remover con frecuencia para que no se pegue al fondo.
Cuando esté listo dejar entibiar, y retirar los clavos, la canela y el laurel, y los granos de pimienta en proporción a lo picante que queramos la salsa final. Triturarlo con la batidora hasta conseguir un puré lo más fino posible, y pasarlo por el colador para acabar de eliminar los restos sólidos.
Colocar de nuevo en la cazuela al fuego y añadir el azúcar moreno, el vinagre de sidra y la sal. Cocerlo a fuego medio durante 30 minutos o hasta conseguir la consistencia deseada. Retirar y lista.
Con estas cantidades he llenado unos diez tarritos de 100 ml, que he esterilizado llevándolos a ebullición durante treinta minutos para poder conservarlos sin problemas. De esta manera, con el mismo trabajo, tendremos para una buena temporada.