Ya tenía ganas de hacer este plato, pero hasta que no llega la época de las castañas, pues no hay manera. Es muy sencillo, el punto de la carne depende de cada uno. A mí el solomillo me gusta poco hecho, porque si no parece un zapato, pero ya os digo que es cuestión de gusto. Vamos al lío.
2 solomillos que salpimentaremos.
150 g de castañas peladas e hidratas en agua templada unas 5 ó 6 horas.
1 cebolla daditos grandes
2 dientes de ajo
Caldo de verduras
1 hoja de laurel
2 copas de oloroso de Jerez
Sal y pimienta al gusto
Unas cucharadas de mantequilla
3 ó 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Hacemos un sofrito, poniendo primero los ajos en aceite calentito, unas tres cucharadas, pero a fuego medio. Cuando empiecen a dar olor, añadimos la cebolla y dejamos pochar unos 10 minutos, hasta que cambie de color, con un poquito de sal para que sude.
Ahora añadimos las castañas y el laurel. Cubrimos con caldo de verduras. Es fácil de preparar. En una olla ponemos un par de zanahorias, perejil, un puerro, apio y un tomate. Laurel, sal y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Cocemos unos 30 minutos y listo, nuestro caldo de verduras para cocinar.
Dejamos reducir, hasta que queden las castañas tiernas y cubiertas ligeramente de caldo. Unos 30 minutos. Trituramos y tenemos nuestra salsa de castañas. Rectificamos de sal y pimienta y listo.
Salpimentamos el solomillo, como hemos dicho en los ingredientes y lo marcamos un minutito por cada lado en una sartén caliente con una cucharadita de aceite de oliva. Solo es para sellarlo por fuera. Dejamos reposar. Pasados unos 5 minutos, cortamos nuestros medallones, como de un dedo de grueso y pasamos por la sartén con un poquito, muy poco de aceite y las marcamos un minuto por cada lado. El que lo quiera más hecho, pues, más tiempo.
Apartamos y en esa sartén ponemos un poquito más de aceite y las dos copas de oloroso. Dejamos reducir hasta que nos parezca oportuno, un minuto o dos. Recuperamos esta salsa y le añadimos un poco de mantequilla, para que quede brillante y ligue ligeramente la salsa. Batimos con la varilla.
Montamos el plato. En la base la crema o salsa de castañas. Encima los solomillos de cerdo y sobre estos, regamos con la salsa de oloroso. Y nuevamente la magia entró en mi cocina. Al menos eso dijo mi familia. Así que Besos a todas, besos a todos, besos a……, en fin, besos, siempre muchos besos. ¡Ah!, se me olvidaba. Sed felices, al menos intentadlo. Salvo catástrofe, es más fácil de lo que parece.