Unos días, simplemente, desde que su madre, con unas palabras crípticas, le había hablado de un diario, le había dicho que lo leyera y que lo buscara
Ahora ya sabía a quién debía buscar. A su padre. A su verdadero padre
Todavía estaba en shock
Su cabeza y su corazón en una pelea, en pura rabia por descubrir todo aquello
Solo pensaba en su padre, aquel al que había adorado desde siempre, al único que había conocido, a su héroe, su consejero, su paño de lágrimas, su todo
No podía odiar a su madre, no tenía sentido, pero sentía una rabia sorda
¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Buscar a su auténtico padre? Un señor por el que no sentía nada ni ahora ni nunca. Trastocar su vida tanto como estaba trastocando la suya. Encontrar una nueva familia. Unos hermanos
Arggggggggggggggggggggggggggggggggggg
Cuando el corazón le daba una pausa, releía el diario y tomaba notas de lugares, nombres, fechas
Demetrio. Su padre se llamaba Demetrio. Ahora tendría apenas unos años más que su madre
No conocía a nadie llamado Demetrio. Bueno si, su casero. Pero ese no contaba
Ahora le vino a la memoria el día que conoció a su vecino. Una compañera de oficina le dijo que sabía que se alquilaba un ático precioso y que fuera a verlo. Cuando lo vió se enamoró perdidamente de la luz, de los techos altos, de todo. Aunque no tenía problemas de liquidez aquel ático sería demasiado caro.
El de la inmobiliario le presentó al casero que vivía en la puerta de al lado. Un cincuentón apuesto que enseguida la hizo pasar. Se pasaron la tarde hablando de libros, de música, de todo un poco
Al marcharse, él le dijo "mi nombre es muy feo así que llámame vecino". Sonrió al recordar aquello. Cuántos años hacía que conocía a aquel hombre. Habían forjado una muy buena amistad
Se prestaban libros, paseaban por el barrio, compraban juntos en el mercado, tomaban té en casa de él leyendo o hablando de mil cosas, iban al cine a ver películas en blanco y negro. Él conocía su fracaso matrimonial, sus amigas, su gato
Ahora le ayudaba a subir las bolsas de la compra y le llevaba el desayuno los domingos por la mañana
Se había forjado una amistad de más de veinte años ya
En el entierro de su madre, él le había sostenido la mano sin soltársela en ningún momento y luego la dejó para que se recompusiera por la pérdida
Hacía una semana que no lo veía. No se sentía con fuerzas de explicar toda aquella historia, aquel secreto que había guardado su madre
Al pensar en él, recordó que había sido un ilustre notario en la ciudad. Seguro que sabría qué hacer en estos casos. En qué registros mirar y a quién preguntar o lo que puñetas fuera necesario hacer para encontrar a una persona de la que tan solo se sabía el nombre y poco más
Como las cosas no desaparecían por mucho que no se hablara de ellas, todas sus dudas se transformaron en determinación. Ahora necesitaba saber, conocer, para así poder continuar con su vida de siempre
Cuando su vecino abrió la puerta, entró como una flecha y se sentó en la butaca de siempre con el diario bien apretado en sus brazos
Las palabras le salían atropelladamente. Él con calma, se fue a la cocina a preparar té, el que tanto le gustaba a los dos. La dejó hablar, llorar, seguir hablando
¿No me dices nada? le dijo ella, casi sin respiración
¿Ahora lo entiendes? dijo él
Entiendes porqué nunca me casé, porqué te alquilé el ático a ti, porqué me mantuve a tu lado todo este tiempo. He intentado ser tu mejor amigo porque no podía ser tu padre. Estar ahí siempre
Eres tan preciosa como lo fue tu madre
PD Cuento dedicado a Esperanza Morales Robledo, porque a veces necesitamos que las cosas acaben bien
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INGREDIENTES
4 lomos de merluza
1 calabacín
1 berenjena
1 cebolla
1 pimiento verde
1 pimiento rojo
500 g de tomate rosa de Barbastro troceado
Sal
Aceite
Harina
ELABORACIÓN
Cortar la berenjena en cuadrados pequeños
Poner en un escurridor, salar. Reservar
Cortar la cebolla en juliana
Cortar los pimientos en tiras
Cortar el calabacín a cuadrados pequeños
Triturar los tomates
Rebozar el bacalao en harina
En la cubeta poner aceite
Menú Freír
Cuando el aceite esté bien caliente, freír los lomos de merluza
Reservar encima de papel absorbente
Si fuera necesario, retirar un poco de aceite
Pochar en el mismo aceite la cebolla, los pimientos, el calabacín y la berenjena
La berenjena se lava previamente y se escurre bien
Cuando esté todo pochado, añadir el tomate
Remover
Salar
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Dejar despresurizar
Añadir los lomos de merluza y con la tapa abierta dejar que se cocine todo el conjunto 5
Receta adaptada de ViscA La Cuina
Consejos de La Farsa
*La receta original es con bacalao
*La receta original es de un libro llamada Les cuineres de Sils, de ahí el nombre de "a la silenca"
Sils es un municipio de la comarca de La Selva en Girona
Individual y plato de Maisons de monde