Hacía mucho tiempo que con la ayuda de su terapeuta lo había asimilado y ahora no se sentía un bicho raro, le había dado normalidad
Cada semana miraba los estrenos de películas
Elegía cuidadosamente la que más le pudiera gustar y el viernes, sin falta, iba al cine
Todas las películas que había visto desde hacía años le habían gustado
No siempre le gustaban en su totalidad, claro, pero era una persona positiva y siempre había algo por lo que valía la pena salvar esa película
¡Qué bonita historia! La actriz secundaria ha bordado el papel y ha superado con creces a la protagonista. ¿Y la música? ¡Qué maravilla y cómo acompañaba perfectamente a los protagonistas en sus paseos por París! El director ha captado perfectamente la esencia de una ciudad como Nueva York. Esos vestidos...esos vestidos te transportaban justo al siglo XIV
Y luego estaba ese otro tema
Aquel que le llevó hacía tantos años al terapeuta. No porque el creyera que tenía un problema
Claro que no
Pero eran tantas las personas de su entorno que no entendían esa obsesión
Obsesión, lo llamaban. Esa pasión y ese amor por el cine, lo llamaban obsesión
Le decían que a ellos también les gustaba el cine, claro
¿Pero hasta ese extremo?
¿Qué tenía de malo?
No era obsesión, era fascinación. Y nadie sabía la diferencia entre esas dos palabras, no señor, nadie
Para él entrar durante dos horas en un cine era su salvación. Aquello que le salvaba del lado gris de la vida. ¿Es que nadie lo podía entender?
¿Es que nadie podía entender que cada vez que se sumergía en una película podía ser y vivir lo que más le conviniera?
Unas veces protagonista, el ganador, el que conquistaba a la chica
Tampoco le importaba ser la chica que lloraba y perdía, porque sabía que a esa chica la iban a recordar, por encima incluso de la actriz principal
Y cuando llegaba a casa y entraba en la cocina, porque cocinar después era otra de esas fascinaciones
Porque podía cocinar para quién el quisiera
Según la película, aquella noche cenaba con una hermosa espía o tenía en su mesa a una chica desvalida a la que él protegería con su vida de los mafiosos que no querían que llegara a declarar
¿Es que no lo entendían?
¡Podía ser quién el quisiera una vez a la semana!
¡Podía invitar a cenar a quién él quisiera una vez a la semana!
¿Es que no entendían que la vida ya era lo suficientemente gris los seis días restantes?
Él había encontrado, a su modo, un trocito de arco iris
INGREDIENTES
400 g de lomos de bacalao
50 ml de aceite de oliva
1 cebolla
2 dientes de ajo
4 tomates grandes
100 ml de vino blanco
Perejil
Pimienta
Sal
Una pizca de azúcar
ELABORACIÓN
Poner el aceite en la cubeta
Menú Cocina
Sofreír la cebolla cortada en juliana
Añadir el ajo picado
Añadir perejil espolvoreado
Añadir los tomates pelados, cortados a trozos
Añadir el vino
Cocinar 6-7 minutos en abierto
Remover de vez en cuando
Cancelar Menú
Salpimentar
Añadir un pizca de azúcar
Remover
Colocar los lomos de bacalao encima de la cama de cebolla y tomates
Cerrar tapa
Menú Cocina 10 minutos
Pasado el tiempo despresurizar manualmente
Receta adaptada de la revista Love Cocina nº 49 pág.30