Con la cantidad de mermeladas que he hecho en mi vida ya tocaba hacer un post sobre ellas. La primera que elaboré, hace muchos años cuando era casi una niña, era de moras. Por aquel entonces tenía cerca de casa unas zarzas con unos frutos enormes. A finales de agosto o primeros de septiembre, dependía de si el verano hubiera sido seco o lluvioso, ya estaban en su punto de maduración para recolectarlas y allí que me iba yo con mi cubito de playa. A veces no era suficiente y me llenaba los bolsillos de frutos con el consiguiente enfado de mi madre. No veáis lo que sudaba la pobre para quitar luego esas manchas sin estropear el tejido. "Hacer mermelada requiere paciencia". Bien que lo aprendí cuando tenía que pasar el resultado de la cocción por un cedazo para quitar las pequeñas pepitas de las moras. Pero no presenta grandes dificultades a pesar de las cincuenta mil cosas que hay que tener en cuenta antes de meterse en faena.
Lo primero es seguir algunas normas muy sencillas, aunque no exentas de excepciones. Luego, con el tiempo, se aprende a resolver los pequeños problemas o particularidades de cada elaboración pero básicamente hay que tener en cuenta que de la calidad de la fruta depende el resultado final. El azúcar tampoco hace milagros.
Así que antes de nada quiero destacar algunos puntos que creo que son imprescindibles en este tipo de preparaciones.
Primera norma - Está claro que las mermeladas surgen a partir del aprovechamiento de la fruta madura. Por lo tanto, a ser posible, utilizar fruta madura del tiempo que no esté pasada.
Segunda norma.- La cantidad de azúcar. En la preparación de mermeladas se suele usar el doble de fruta que de azúcar. Si notáis que la fruta no es dulce (o no tiene sabor) añadid 150 o 175 g más de azúcar.
Tercera norma.- No la mantengáis en el fuego más de lo necesario porque pierde propiedades.
Aquí podréis leer una serie de recomendaciones muy acertadas que os resolverán cualquier duda que os pueda surgir si os animáis a hacer vuestra propia selección de mermeladas. Tengo que añadir que solo por probar adquirí en Alemania el "azúcar gelificante" al que se refiere la autora del post y considero que el limón o la manzana (con sus semillas) da a la preparación una consistencia más natural.
Aquí podéis ver como preparar los frascos de vidrio antes de llenarlos.
Otra manera de evitar que entren bacterias, después del llenado, es hacer un almíbar espeso y terminar de rellenar el hueco hasta el borde del frasco. Luego se coloca un film y se enrosca la tapa. En este caso se me han conservado solo con el baño maría. No es necesario ponerlos boca abajo.
Yo no hago conservas para más de tres meses, pero he consumido mermelada hecha por otras personas, de un año para otro, en perfectas condiciones. Si algún frasco no está bien conservado el aspecto y el olor os lo hará saber, os lo aseguro.
A punto mi tercer cosechón de limones. El bizcocho con glaseado de limón también está muy rico. ¿Os gusta el aceite de limón? ¿Habeís probado el lemon curd?.. No os perdáis tampoco el pollo marinado con limón a la brasa, no defrauda.
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Buena fruta, azúcar, limpieza, respetar los tiempos de cocción lo máximo posible y paciencia.
Ingredientes
1,700 g de limones con piel = 1 Kg neto de fruta
850 g de azúcar
La ralladura de dos limones pequeños
Empezaremos por lavar bien la fruta debajo del grifo del agua. Secar.
Pelar los limones retirando toda la parte blanca.
Cortar la fruta por la mitad. Retirar el nervio central que sostiene los gajos de limón (con la tijera es más fácil). Cortar a trocitos.
Rallar la piel del limón a láminas finas. Usar la parte de agujeros grandes del rallador.
Introducir la fruta, la ralladura y el azúcar en la olla donde la vayáis a cocer y dejad que macere unos treinta minutos para que el azúcar se disuelva.
Cocer a fuego medio/bajo durante 45 a 50 minutos, dependiendo de la cantidad de jugo de la fruta. En este caso he necesitado casi una hora porque los limones contenían mucha agua.
Al final de la cocción y cuando todavía estaba tibia ya presentaba una buena consistencia.
Si habéis probado la mermelada de naranjas amargas os gustará esta porque es muy similar. Puede que algunas personas consideren que las mermeladas de cítricos son algo fuertes de sabor pero eso tiene fácil solución. Prescindir de los trocitos de piel de limón y añadir una manzana a cuartos bien limpia, pero con piel y pepitas, para aportar pectina a la preparación. Aunque la cuestión es que la mermelada conserve su esencia, que es el sabor del cítrico, con un ligero amargor.
Consejo: En tostada con una base de mantequilla está de muerte lenta de buena y suaviza mucho el sabor. La capa de mermelada no debe ser muy abundante, a menos que guste mucho, en mi opinión esta mermelada no es para comérsela a cucharadas.
La hubiera dejado tal cual, con los trocitos de fruta bien visibles, pero he querido dar unos toques con una varilla para que se viera mejor la consistencia.
¡Toda vuestra!