Me he inspirado en la receta de patatas revolconas de la madre de Alfredo Casanova (Instagram@alfrecasanova), colaborador de este blog.
Alfredo nos cuenta en su entrada de patatas revolconas, también conocidas como patatas meneás, que son parte esencial de la gastronomía nacional. Son típicas de Ávila, Salamanca y del norte de Extremadura, sobre todo de Cáceres. Esta receta es sencilla, sabrosa y su origen muy humilde. Su elaboración se remonta a los campesinos y cabreros que aprovechaban los excedentes de alimentos para preparar recetas como ésta. Actualmente suele servirse como tapa en los bares. También es común servirlo como guarnición de carne o pescado.
Normalmente las patatas se presentan casi en forma de puré que se mezcla con el aceite en el que se han frito los ajos y un poco, o un mucho según gustos, de pimentón de la Vera (dulce o picante o ambos). El pimentón le da un sabor y aroma especiales. Se suele servir con un montón de torreznos fritos. En ocasiones se utiliza panceta en lugar de torreznos. Lo verdaderamente importante es que los ingredientes sean de calidad.
Mi receta de patatas revolconas
Dificultad: fácil
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Ingredientes
Para 2 personas:
500 gramos de patatas (peso con piel)
1 cebolla mediana
4 o 5 dientes de ajo
75 gramos de panceta
2 hojas de laurel
1 cucharadita de pimentón dulce y/o picante
Sal, aceite de oliva virgen extra
Perejil picado (seco si no tenéis fresco)
Preparación
Pelad las patatas en daditos (procurando que sean todos de un tamaño aproximado) y la cebolla en juliana pequeña.
Ponedlas a cocer en una olla con un poco de agua hirviendo con sal. Echad la sal cuando el agua ya esté caliente. El agua salada tarda más tiempo en calentarse, así que añadid la sal al mismo tiempo que la patata, la cebolla y el laurel.
Cuando estén tiernas las patatas y la cebolla, escurridlas muy bien hasta que no tengan nada de líquido.
Mientras tanto salteáis la panceta troceada en su propia grasa en una sartén, hasta que se dore y se ponga crujiente. Sacad la paneta y reservadla. En la misma sartén donde habéis salteado la panceta freíd los ajos cortados en láminas. La panceta soltará bastante grasa pero, si veis que es necesario, añadid un poco de aceite de oliva.
Cuando los ajos comiencen a dorarse, ponéis el pimentón y sin dejar de remover echáis la panceta que tendréis reservada.
Pasad las patatas con la cebolla a la cazuela o plato donde las vayáis a servir. Echad por encima un poco de perejil picado y el aceite con los ajos y la panceta y removedlo con cuidado procurando que las patatas queden bien impregnadas del aceite con el pimentón para que cojan el sabor del aceite.
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