Hace días quería darle una ojeada a mi nuevo libro sobre el pan, pero debido a múltiples compromisos y a las pocas ganas de cocinar lo había dejado para después, hoy en uno de esos impulsos por encender el horno inicie a buscar algo para preparar y di con este pan algo inusual al menos para mi, con un externo crocante ideal para acompañarlo con quesos.
Ingredientes:
12 pancitos
170g de remolacha cocida
125g de harina común
125g de harina de fuerza
60ml de agua + 2 cucharadas
8g de levadura
20g de miel
10ml de aceite de oliva
5g de sal
semillas de sèsamo c/n
Triturar la remolacha con el agua hasta obtener un puré.
Derretir la levadura en dos cucharadas de agua, agregar la miel y unir todo al puré de remolacha.
En un recipiente verter las harinas, la sal, el aceite y la remolacha.
Amasar hasta obtener una masa homogénea y elástica. Formar una pelota y dejar leudar en un recipiente cubierto por dos horas o hasta que doble su tamaño.
Transcurso este tiempo derramar la masa en un plano de trabajo enharinado, dividirla en doce partes iguales y formar los pancitos, creando tiras de masa que luego enrollaremos a forma de caracol.
Posicionar los pancitos en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y dejar leudar nuevamente hasta que aumenten de volumen.
Antes de hornear glasearlos con leche y espolvorearlos con semillas de sésamo.
Hornear a 180° por 35-40 minutos.
Con esta receta participo en el Reto de Septiembre de Cocineros del Mundo en Google+ en el apartado dulce.