Hay mucha variedad de fusilli. Los hay largos y cortos. Éstos últimos pueden tener forma de hélices, de espirales o los llamados “bucati” que están perforados porque tienen un agujero que los atraviesa. Pero quizás los más singulares sean los “strozzapreti”, literalmente los estranguladores de sacerdotes. El porqué de este nombre tan particular hay que buscarlo en la tradición popular que atribuía a la glotonería de los curas el comer mucho y deprisa este tipo de pasta, lo que en algunos casos provocaba a los comilones un ahogo que incluso había derivado en muerte. Que un cura muriera por el pecado de la gula ya era el colmo. En su descargo hay que decir que la pasta estaba de muerte, claro.
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RECETA
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INGREDIENTES
75 g de pasta seca por persona, en este caso fusilli
8 tomates cherry por persona
1 bote de bonito del norte Serrats
Aceitunas negras deshuesadas
Orégano
Aceite de oliva
Sal
1 o 2 dientes de ajo
PREPARACIÓN
Poner a hervir la pasta siguiendo las instrucciones del fabricante.
Poner una sartén al fuego con un chorrito de aceite de oliva y cuando el aceite esté caliente añadir los ajos picaditos. Cuando empiecen a dorarse echar los tomates cortados por la mitad. Aplastarlos un poquito con la cuchara de madera para que suelten el jugo. Añadir la sal y el orégano.
Echar un poquito de agua de la cocción de la pasta.
Cuando los tomates estén hechos añadir el bonito y las aceitunas negras cortadas en rodajas. Mezclar bien para que se integren los sabores.
Una vez hervida la pasta, escurrirla reservando un poquito del agua de la cocción para echarla en la sartén.
Mezclar bien todos los ingredientes y servir inmediatamente.