¿Tenéis visita y os apetece agasajarla con unos pasteles caseros para acompañar el café durante la sobremesa? En ese caso, estos pastelitos de yogur griego y queso mascarpone os parecerán ideales, pues además de estar buenos, son muy fáciles de hacer. ¡Vamos con la receta!
Ingredientes:
- 200 g de yogur griego.
- 250 g de queso mascarpone.
- 200 ml de leche.
- 3 huevos.
- 130 g de maicena.
- 240 g de azúcar.
- 10 g de levadura en polvo.
Elaboración:
1) En un recipiente se baten los huevos y el azúcar.
2) Se tamiza la harina y se añade, junto con la levadura, al mismo recipiente del paso 1.
3) Se vuelve a batir hasta que la mezcla sea homogénea.
4) En otro recipiente distinto, se ponen el yogur, el queso mascarpone y la leche.
5) Se bate la mezcla del recipiente del paso 4 hasta que los componentes queden integrados.
6) En otro recipiente grande se vierten las mezclas de los recipientes anteriores y se baten juntas, hasta conseguir una masa uniforme.
7) Por otro lado, se elige un molde apto para horno con forma cuadrada o rectangular y se engrasa (también podéis optar por forrarlo con papel de horno).
Es importante tener en cuenta que la longitud y anchura del molde que elijamos deben ser tal que al verter la mezcla que hemos conseguido en el paso 6 en él, ésta quede con una altura de unos dos centímetros de grosor, aproximadamente. No obstante, la altura del molde debe de ser mayor de 2 centímetros... de hecho, al menos debe de tener el doble de altura que la de los pasteles antes de hornearlos, ya que durante el horneado la mezcla aumentará de tamaño, aunque volverá a bajar al salir del horno. Es decir, si nuestra mezcla en el molde, antes de hornear, tiene una altura de 2 centímetros, el molde deberá tener una altura de 4 centímetros o más.
8) Se precalienta el horno a 200ºC con el fuego activado solamente en la parte baja. Una vez precalentado, se baja la temperatura a 170 grados y se introduce el molde con la mezcla, situándolo en el horno a una altura media, ni muy alto ni muy bajo.
Se hornea a 170ºC durante 30-40 minutos, o durante menos tiempo si se hiciera antes (dependerá del horno), con cuidado de que no se queme (nótese que la parte externa adquirirá una tonalidad marrón al hornearse, lo cual no quiere decir que se haya quemado).
Para saber si está hecho, bastará con introducir la punta de un cuchillo y comprobar al sacarla que sale seca. En caso de que no salga seca, se horneará un poco más, el tiempo suficiente para que esto ocurra.
9) Una vez horneado, se deja enfriar. Posteriormente se desmolda y se corta en cuadraditos.
¡Y listo para servir!
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