Lo tenemos fresco, seco, congelado o en conserva y de diferentes procedencias. El que he utilizado es seco y cultivado en Valencia, con un sabor más pronunciado y más mantecoso que los importados que son más harinosos e insípidos.
A mí me lo regalaron, ¡gracias Sr. Luís!, pero podemos encontrarlo seco o rehidratado en mercados y algunas fruterías, o congelado en cualquier supermercado.
Se procede como con el resto de judías, poniéndolo a remojo 24-36 horas antes de cocerlo. Una vez rehidratado, lo cocemos 30-40 minutos en un caldo o agua con sal.
Como se ve en la imagen, este garrofó tiene unas manchas más oscuras. Esto es debido a que es de la variedad "garrofó pintat", autóctono valenciano.
Una vez estén tiernos, los trituramos y condimentamos con limón, aceite de oliva, ajo picado y sal, las cantidades, a vuestro gusto, hay que ir probando. Las que puse yo son:
-2 tazas de garrofó cocido
-el zumo de 1/2 limón
-1 diente de ajo
-4 cucharadas de aceite de oliva virgen
-pizca de sal
Se toma con tostas, picos o incluso dips y si marinamos con un blanco valenciano, ¡el binomio es perfecto!
Se mantiene perfecto en la nevera, cuatro o cinco días.
¡Bon profit!
NUTRICIÓN: Garrofón,
MÁS INFO: Cultivar garrofón