¡Hola a tod@s!
Estoy segura de que si preguntásemos a mil personas ¿qué caracteriza a los asturianos? Más de la mitad responderían sin dudar que la sidra y la fabada. Así somos, una región con una gastronomía de 10. El resto de respuestas se repartirían entre comer y beber todo el día, los cachopos y las ganas de reír de su gente. Y sí, la verdad que estoy 100% de acuerdo con ellos, pero tengo que añadir dos cosas claves: que tenemos un corazón enorme y los pinchos de pollo.
Sí, sí, así como lo oís. Y no estoy hablando de trozos de pollo clavados en un palo. Eso es internacional y se llama pincho moruno. Hablo de de un minibocadillo, bocatín, pulga, mollete? de pollo con mayonesa, lechuga y tomate. Sencillo, ¿verdad? Bueno, pues para que lo sepáis, una vez que pasas El Negrón desaparecen. En Asturias en inconcebible que entres en un bar, a la hora que sea, y no tengan en la barra un montón de este tipo de piscolabis. Pero parece ser que en el resto de España, el pollo no está tan de moda como el lomo/bacon con queso (que conste que no tengo nada en contra del cerdo :D).
Aunque parece un simple mini bocadillo os aseguro que no tiene nada de fácil. Llevo muchos años buscando el pincho perfecto. Habré probado, y no exagero nada (esto también se nos da de lujo :P), 1.000 variedades y ni mucho menos todos están buenos (algunos de ellos no se acercan ni a un triste 5 sobre 10). El secreto está en utilizar un pan crujiente pero no duro, lechuga fresca ligeramente aliñada, rodajas de tomate (con sabor a tomate) con medio centímetro de grosor, la cantidad de mayonesa justa para que al apretar rebose un poquito y, por supuesto, finas pechugas de pollo perfectamente sazonadas (en muchos casos previamente empanadas). Un buen pincho tiene que estar bueno incluso frío.
Así que hoy, ya que en los bares no parecen animarse a incorporarlos a sus cartas, os damos la receta para que los probéis en casa. El aperitivo de media mañana nunca volverá a ser igual. Y termino mi homenaje a los pinchos de pollo prometiendo públicamente, que si alguna vez abro un bar, serán los protagonistas de mi barra.
Ingredientes...
2 mini bollitos de pan, partidos a la mitad (para bocadillo).
4 pechugas de pollo, finamente cortadas y no muy grandes.
Hojas de lechuga fresca.
1 tomate de ensalada muy fresco y maduro.
2-3 cucharadas de mayonesa o, como siempre digo, mahonesa para los más finos :P.
2 cucharadas de aceite de oliva, 1 cucharada de vinagre de vino, pimienta y sal.
Con las manos en la masa...
Tostamos el pan, en una tostadora o en el horno, a vuestro gusto. Mientras tanto, troceamos las hojas de lechuga y hacemos rodajas (de aproximadamente medio centímetro) el tomate. Aliñamos ligeramente el conjunto. No os paséis, solo tiene que tener un toque de aceite, vinagre y sal, el protagonista recordad que es el pollo.
Untamos las rodajas de pan (la tapa de arriba y la de abajo) con una cucharada de mayonesa. Situamos sobre una de las tapas, la lechuga y el tomate preparados.
Vamos con la chicha de la receta. En una sartén ponemos 2 cucharadas de aceite de oliva y calentamos bien. Freímos (o más bien hacemos a la plancha) las pechugas de pollo, previamente salpimentadas, hasta que estén doraditas. Las situamos en el pan. ¡Y a comer!