Los espárragos están de temporada y a nosotras nos encantan así que aprovechamos cualquier excusa para comerlos. Hoy nos hemos decidido por una pizza con ellos y con un buen jamón serrano, una combinación que nunca falla. Si estáis pensando en un viernes o sábado de pizza y peli, apuntad la receta, no os defraudará.
¿Qué necesito?
Para la masa
1/2 kilo de harina
30 gr de levadura fresca
1 vaso de agua tibia
1/2 vaso de aceite de oliva
Sal
Para la pizza
1 lata de tomate natural pelado
1 cebolla pequeña
1 huevo de mozzarella
100 gr de queso en lonchas
1 manojo de espárragos trigueros
2 dientes de ajo
100 gr de jamón serrano
Sal
Orégano
¿Cómo lo hago?
Lo primero es preparar la masa porque tenemos que dejarla levedar durante una hora. Aquí tenéis la receta de la masa de pizza. Con estas cantidades os saldrán dos masas finas o una gruesa.
Mientras tenemos la masa reposando, vamos a preparar los espárragos y la salsa de tomate.
Lavamos bien los espárragos y les quitamos la parte dura del tallo, después los pelamos desde la yema hasta el final con ayuda de un pelador. Para que estén blanditos, los vamos a pochar durante una media hora en una sartén a fuego bajo con una cucharada de aceite de oliva y un par de dientes de ajo aplastados y sal. Cuando estén blanditos, los reservamos.
Aprovechando que los espárragos se están haciendo, preparamos la salsa de tomate. Ponemos un cazo al fuego con dos cucharadas de aceite y la cebolla picada. Esperamos hasta que esta se empiece a dorar y añadimos el tomate, la sal y el orégano. Cuando empiece a hervir, bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocer la salsa durante unos 40 minutos revolviendo de vez en cuando (si veis que se seca, añadidle un poco de agua). Pasado este tiempo, la batimos o la pasamos por el pasapuré.
Ya ha pasado una hora y nuestra masa ha doblado su tamaño. Es hora de montar la pizza.
Precalentamos el horno a máxima temperatura (ponemos la temperatura tan alta para imitar las condiciones de los hornos de las pizzerías).
Colocamos la masa sobre la bandeja del horno cubierta de papel para hornear. Estiramos la masa con las manos hasta que cubra la superficie de la bandeja. Con la ayuda de una cuchara, extendemos la salsa de tomate. Encima esparcimos la mozzarella picada y sobre todo ello las lonchas de queso (nosotras hemos usado Gouda pero podéis cambiarlo por el que más os guste).
Metemos la pizza en el horno.
A esta temperatura, la pizza estará lista en unos 15 minutos así que cuando hayan pasado unos 10 o veamos que el queso está totalmente fundido, sacamos la pizza un momento del horno, colocamos los espárragos por encima y la volvemos a meter rápidamente para que acabe de hacerse.
Una vez esté lista, la sacamos del horno, y colocamos el jamón serrano por encima.
Eso es todo, ya tenemos una exquisita pizza de esas de las que no quedan ni las migas.