¿Quién dijo que las pizzas no se pueden comer cuando están intentando mantener la línea? Pues yo os voy a demostrar una forma de hacerlas aptas para todas las dietas. Eso sí, sus ingredientes principales son las verduras, aquí lo único que tenemos de origen animal es el queso. Os presento la Pizza vegetal, bueno, mi versión.
Hace unos días fue el caldo depurativo y la piriñaca. Hoy os muestro que la comida rápida también puede ser un poco más sana de lo habitual. Además, al principio cuando la elaboramos en casa, yo pensaba, aunque esté rica nunca se va a parecer a una hecha con atún o con pepperoni.
Sin embargo, todo lo contrario, está mucho mejor, porque además usamos vegetales muy carnosos, que nos aportan mucho sabor y texturas diferentes. En definitiva, esta receta es un ejemplo claro de que no tenemos que privarnos de comer pizzas solo porque estemos intentando mantener un poco nuestro peso.
Eso sí, intentad que este tipo de platos no los consumáis a la hora de la cena, que tienen que ser más ligeras, sino más bien durante las comidas. Porque os van aportar la energía suficiente como para aguantar toda la jornada.
INGREDIENTES:
Una lámina de masa de pizza fina.
Una berenjena.
Un calabacín.
Una cebolla.
Una lata de champiñones laminados.
1/2 pimiento rojo.
Tomate frito.
Orégano.
Queso light.
1º. Lavamos todas las verduras bien y las troceamos al gusto. Podéis hacerlas en taquitos, en láminas, en juliana, etc. Yo opté en gajos, no sé la razón, yo creo que simplemente me dio por hacerlo de esta forma.
2º. Una vez cortadas, las vamos metiendo al microondas durante unos 2 minutos cada una. Lo que vamos a intentar es cocinarlas previamente, pero sin usar ni sartenes, ni aceite, ni nada. Lo más sano posible. El objetivo es que no queden crudas, porque a veces, al meter al horno las verduras, están se quedan crujientes, no blanditas, que es lo que busco. Además, al meterlas previamente en el microondas, conseguimos quitarlas todo el agua y que esta no salga en el horno, calando la masa.
3º. Luego estiramos la masa de la pizza en la bandeja del horno y la pintamos con tomate frito y orégano. Después, posamos sobre ella el resto de los ingredientes (la berenjena, el calabacín, los champiñones, la cebolla y el pimiento). Tras este paso, ya solo nos queda meterla en el horno a 200º durante unos 30 o 35 minutos.
4º. Antes de retirar la pizza del horno, es el momento de verter sobre ella el queso light y una pizca más de orégano. Con ello, conseguiremos que las verduras se hagan un poco más y que el queso quede realmente fundido y no una costra seca.
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