Y la propuesta en concreto es Pizza. Las chicas de Bake The World nos invitan a encender nuestros hornos y a divertinos preparando la versión que más nos guste o que más nos apetezca probar de la archiconocida pizza.
Teniendo en cuenta que la preparé un lunes (un día un poco raro para preparar pizza, en mi caso, ya que suelo hacerla en fin de semana) y que a las puertas del verano ya me ha entrado el pánico por los kilos de más y estoy en plena #operaciónadelgazarseacomosea me he decantado por una versión vegetal, es decir, sin carne, sin pescado y sin queso.
¡Nooo! No os vayáis, no dejéis de leerme pensando que la pizza no estará rica... Os aseguro que está llena de sabor y para mí ha sido una experiencia poder disfrutarla sabiendo que se trata de un plato sano, lleno de vitaminas y además muy rico. Eso sí, para los que están a dieta es mejor tomarla a mediodía y acompañarla con un buen paseo después.
Ingredientes (para 2 pizzas individuales):
Masa de la pizza:
- 300 gr. de harina de trigo
- 160 gr. de agua templada
- 20 ml. de aceite de oliva
- 5 gr. de levadura de panadería instantánea o seca
- 1 pizca de sal
Lo que le ponemos por encima a la pizza:
- 50 gr. de zanahoria
- 50 gr. de calabacín
- 50 gr. de patata
- 50 gr. de puerro
- 50 gr. de nabo
- 1 cebolla
- 4 tomates
- Aceite de oliva
- Sal
- 1 cucharadita pequeña de azúcar
- Especias para pizza: albahaca, romero, oréganos,... (podéis ponerles las que más os gusten)
Modo de preparación:
En primer lugar prepararemos la masa de las pizzas. Pondremos en un bol la harina, el agua templada, la levadura, el aceite de oliva y la pizca de sal. Lo mezclaremos todo con una cuchara hasta que se forme una masa pegajosa. Después pasaremos la masa a un superficie limpia (la encimera de vuestra cocina, por ejemplo) donde terminaremos de amasar la masa. No necesita mucho tiempo, sólo unos 10 minutos en los que haremos una bola que estiraremos, plegaremos sobre sí misma, y así sucesivamente.
La dejaremos reposar en lugar templado, unos 20 o 25 grados es lo ideal. En invierno, pondremos el honor a precalentar a 50º C y cuando esté templado lo apagaremos y pondremos la masa dentro para que leve con el calorcito.
Mientras que tenemos la masa levando, prepararemos lo que va por encima de la pizza.
En primer lugar, lavaremos bien los tomates y los pondremos en el vaso de la batidora. Los trituraremos bien y después los pasaremos por un pasapurés para eliminar los restos de piel. Pondremos el tomate en una sartén con una base de aceite de oliva (unas 2 ó 3 cucharadas), una pizca de sal y una cucharadita pequeña de azúcar. Lo pondremos a fuego medio, hasta que la salsa de tomate reduzca un poco. Después la retiraremos y apartaremos.
Lavaremos bien nuestras verduras y hortalizas, y las cortaremos en rodajitas finitas. Las sellaremos en una sartén con aceite de oliva durante unos minutos. Y apartaremos.
Cuando la masa haya doblado su volumen, la desgasificaremos, es decir, la volveremos a amasar para que elimine así los gases de la fermentación.
Con la ayuda de nuestras manos iremos dando la forma deseada. Si sois atrevidos podéis hacer la forma de vuestra pizza al más puro estilo italiano, es decir, lanzándola al aire y dándole vueltas. Yo aún no siento la seguridad de hacerlo así, por eso, lo que hice fue dividir la masa en dos partes (una para cada pizzeta) y con la mano les fui dando forma redondeada, estirándola poco a poco. También podéis amasar y estirar utilizando un rodillo.
Cuando tengamos las dos pizzetas formadas, las pondremos en la bandeja del horno cubierta con papel de hornear o previamente enharinada. El horno los pondremos a 230ºC y las hornearemos sin nada por encima hasta que veamos que están duritas. Las sacaremos del horno y empezaremos a poner la salsa de tomate y las diferentes verduritas por encima. Las sazonaremos con las especias que más os gusten para la pizza. Y la meteremos dentro del horno, a la misma temperatura anterior, hasta que estén doraditas.
¡A disfrutar!