Existen ciertas recetas muy arraigadas en nuestros país. Al margen de las más típicas como la paella, el gazpacho o incluso la sangría, hay otras que son secundarias a nivel internacional, pero igual de importantes a nivel nacional. En mi opinión, una de las creaciones más famosas de la cocina española es el Pollo al ajillo.
A mí me encanta, puesto que los sabores relacionados con el ajo me “pirran”. En realidad, existen muchas recetas y vale cualquiera. Yo os voy a mostrar la que hago en casa y espero que os guste. Además, esta creación es muy económica y sobre todo, muy fácil de elaborar.
Podéis tomar el pollo al ajillo como plato único o acompañado de una buena ensalada, de patatas fritas o a como a mi me gusta más, con una barra de pan, para mojar en la salsa. Ya veréis que sencillo y sobre todo, se va a convertir en una receta imprescindible en vuestro día a día.
INGREDIENTES:
Un kilo de pollo troceado.
15 dientes de ajo.
250ml de vino blanco.
Perejil.
Pimienta.
Sal.
Laurel.
1º. Salpimentamos los trozos de pollo. A continuación, sobre una olla posamos abundante aceite y cuando se caliente, verteremos sobre él los ajos pelados. De esta forma, conseguiremos que el aceite coja todo el sabor de los ajos. Una vez hechos, los retiramos y los dejamos apartados.
2º. A continuación, freímos el pollo y lo doramos por todas sus caras en ese mismo aceite. Yo opte por alitas, porque me resultan más agradables de comer, pero podéis coger cualquier parte del pollo. Realmente, para esta receta, suele usarse más los muslos, porque son más jugosos.
3º. Una vez hechos, vertemos sobre el pollo el vaso de vino blanco, los ajos, el laurel y el perejil. Luego le ponemos la tapa a la olla y dejamos que se vaya consumiendo lentamente para crear la salsa de al ajillo. Así conseguiremos nuestra nueva receta.
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