Hoy os traemos una receta de pollo al ajillo muy fácil y que está para chuparse los dedos (literal). Además, con la cantidad de ajo que lleva, os aseguramos que ahuyentaréis a vampiros, moscones y casi cualquiera que se os acerque :)
Bromas aparte, hay un par de trucos para evitar que el ajo se repita. Si usáis ajos nuevos y además, al picarlos, quitáis el brote verde que tienen en medio conseguiréis eliminar casi al 100% ese efecto secundario del ajo, ¡probadlo!
Además, ¿sabíais que el ajo es un potente antibiótico natural y que también vale para reducir la tensión y el colesterol? Eso sí, tiene más efecto si se toma en crudo y en ayunas. Pero tampoco vamos a pasarnos, ¿no?
Después de este momento Wikipedia, volvemos a la cocina con esta receta deliciosa que os hará quedar a la altura del mejor de los chefs. Y si aún no hemos conseguido convenceros de las propiedades del ajo o preferís preparar un plato calentito para estos días de invierno, os invitamos a preparar unos garbanzos con bacalao y espinacas con una video receta super fácil, ¡animaros!
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Pollo al ajillo con patatas
Tiempo de preparación:
Tiempo de cocinado:
Tiempo total:
Raciones: 4
Ingredientes...
1kg de pollo troceado para el ajillo: alitas, delicias de pollo...
5 dientes de ajo.
Zumo de un limón.
30ml de vino blanco.
Sal.
Pimienta.
Aceite de oliva.
Patatas.
Con las manos en la masa...
Sazonar el pollo troceado con sal y pimienta.
Si vais a acompañar el pollo con unas patatas, es el momento de pelarlas, trocearlas y dejar que se vayan haciendo en la sartén con aceite abundante para que estén listas a la vez que el pollo.
Cubrimos el fondo de una cazuela grande con un poco de aceite de oliva y echamos el pollo troceado por el lado de la piel.
Dejamos que se haga a fuego medio-alto, sin tocarlo, hasta que la piel esté dorada. Se quedará un poco pegado en la cazuela y se creará una capita oscura. No os preocupéis.
Una vez esté el pollo dorado, movemos bien los trozos para que se hagan por todas partes y lo sacamos de la cazuela. Reservamos.
Si veis que hay mucho aceite en la cazuela, sacamos un poco y, a continuación, añadimos los ajos cortados en trocitos y los sofreímos.
Echamos el vino blanco a la cazuela. Con esto conseguiremos que lo que se nos ha quedado pegado en el fondo de la cazuela (los azúcares) se despegue. Si lo veis necesario, podéis rascar con un tenedor de madera el fondo.
Pasados un par de minutos, cuando el alcohol se haya evaporado, echamos el zumo de limón y dejamos que la salsa reduzca.
Por último, metemos el pollo a la cazuela para que se impregne de la salsa que hemos preparado y ¡a comer!
3.2.2925