Disculpad el palabro. Ya sabéis que yo no soy mucho de usar nombres en inglés teniendo una lengua tan rica como la nuestra, pero es que estos rollos que traigo hoy, como más se conocen, es con el nombre en inglés.
Su traducción sería Rollos de pasas. Ahora ya sabemos todos de qué estamos hablando :)
Yo no tengo una relación muy cercana con las pasas. Más bien me producen una cierta repulsión. Y es que en catalán se usa la palabra pansa indistintamente para designar las uvas pasas y también para referirse al herpes labial. De ahí a relacionar un concepto con el otro hay un pasito… pasito que yo di, y que después de leer esto, otros habréis dado por mi culpa… jajajaja ¡lo siento! ¡ahora ya no hay marcha atrás! Es como aquello de “no pienses en un elefante rosa”. Pues lo mismo.
Desde hace unas semanas tenía en casa una bolsita con pasas merodeando en la despensa. No, no me gustan (o gustaban), lo se. Las tuve que comprar para preparar una masa madre en un curso al que me apunté, y de la cantidad que compré sobraron éstas que quedaron en una bolsa. Luego les busqué un botecito transparente, para que no se estropearan. Lo de transparente era para verlas al abrir el armario y acordarme de ellas, tenía que buscarles un uso antes de que terminaran en el cubo de basura… ya sabéis el horror que me provoca tener que tirar comida por culpa mía, por haber dejado que se estropee.
Cada vez que abría el armario para sacar lo que fuera, tenía que apartar el bote de pasas, que siempre estaba delante como torturándome. Me decía “Silvia, úsanos. Nos vamos a estropear y te vas a sentir mal”. Manipuladoras…
Pero tenían razón. Tenía que encontrar alguna receta donde usarlas y que el resto fuera lo suficientemente atrayente para mi como para que no me importara ponerle pasas.
Y un día se me ocurrió que los clásicos rollos de pasas -Raisin Rolls, my friends- eran unos buenos candidatos. Busqué y los primeros que me encontré fueron los de Directo al Paladar. Y ya está, con eso me quedé. ¿Por qué? Pues porque normalmente las recetas de Raisin Rolls usan las pasas maceradas en te y en cambio en Directo al Paladar van directamente a macerarlas en ron, a lo grande. Y a mi estilo, para qué nos vamos a engañar ;)
Amigos, os digo yo que lo he experimentado en primera persona: si las pasas no os gustan u os dan “cosica”, maceradlas en ron y ya veréis cómo cambia la cosa. Los poderes del alcohol, ya me entendéis…
Raisin Rolls (12 unidades)
Siguiendo la receta de Directo al Paladar, con mis pequeñas variaciones que no falten.
Para la masa:
250 grs. de harina de fuerza
25 grs. de azúcar blanquilla
Una pizca de sal
25 grs. de mantequilla pomada
15 grs. de levadura fresca
1 huevo
90 ml. de leche tibia
Para el relleno:
1 cda. de aceite de oliva
20 grs. de azúcar moreno
100 grs. de pasas
1/2 vaso de ron
Preparación
1. Ponemos las pasas en remojo en el ron, que se emborrachen todo lo que puedan.
2. Vamos a preparar la masa. Mezclamos la harina, el azúcar blanquilla, la sal y la levadura. Añadimos la mantequilla, el huevo y la leche, y lo mezclamos bien con las manos (o con la amasadora, o con lo que tengamos). Dejamos esta masa reposar durante 40 minutos.
3. Ponemos un papel sulfurizado cubriendo una bandeja de horno y lo engrasamos con un poco de aceite. Precalentamos el horno a 180º.
4. Estiramos la masa con el rodillo haciendo un rectángulo. La dejaremos de un grosor de pocos milímetros, procurando que no se rompa.
5. Ahora cubriremos la masa con el relleno de lo que serán los rollos. Con la ayuda de un pincel pintamos la masa con aceite. Espolvoreamos el azúcar moreno y las pasas coladas para eliminar el exceso de ron.
6. Enrollamos la masa como para hacer un brazo de gitano. Cortamos el rollo que hemos hecho en rebanadas de unos 2 dedos de ancho y las vamos poniendo en el papel de horno. De cada una saldrá un rollo.
7. Los horneamos durante 20 minutos o hasta que nos queden doraditos.
Y de esta manera es como me he reconciliado con las pasas, a base de ron.
A esta receta le podéis añadir más azúcar, más pasas, más ron… en definitiva, más de cualquiera de los ingredientes del relleno, porque tal como la hice yo no queda excesivamente dulce. Para mi estaban ricos así, con bastante sabor a pan. Pero es cierto que me llegó una crítica constructiva en forma de “estos rollos no están muy dulces”. La pasión por el dulce varía entre personas, e incluso aseguraría que varía en una misma persona en función de la época del año. Por ejemplo, en el caso de una amiga que me lo contó una vez, a medida que se acercaba el verano y las lorcitas empezaban a amenazar, el azúcar se iban alejando de sus prioridades… para luego regresar con fuerza cuando empiezan los primeros fríos.
Lo mejor, como siempre, es que los probéis y que los adaptéis a vuestros gustos personales.
Enjoy!