Algunas veces, cuando vuelves a casa por la noche y ha sido de esos días duros de trabajo, donde no has tenido ni un momento de descanso y donde ni si quiera la comida ha sido placentera, regresas con ganas de cocinar y comer algo especial. Para mí, esa receta que me levanta el ánimo es este Revuelto de chorizo.
Os puede parecer una tontería, pero en mi caso es curioso, porque no me gusta el huevo. Ni frito, ni cocido, ni en tortillas, bueno en la de patatas sí. Digamos que no me gusta si se nota el sabor y es en este revuelto, donde lo como exclusivamente. La razón es muy sencilla, el chorizo da sabor a todo.
INGREDIENTES:
Chorizo (cuanto más ibérico mejor).
1 huevo.
1/4 de cebolla.
3 patatas grandes.
Sal.
Pimienta.
Ajo.
Queso de mozzarella (opcional).*Estas medidas son para un solo comensal.
Primero. Cortamos en tacos todos los ingredientes (patatas, chorizo y cebolla) y freímos primero las tubérculo. Después, en otra sartén, empezamos a dorar a fuego lento el chorizo con la cebolla con apenas unas gotas de aceite, ya que el embutido va a empezar a echar su propia grasa y esta es la que usaremos como aceite.
Segundo. Cuando veamos que la cebolla ya esté medio transparente echamos las patatas y removemos para que quede tomo bien impregnado con el sabor del chorizo. Tras este paso, con el mismo fuego lento, echamos el huevo y removemos bien. En este momento también podéis echar la mozzarella, porque le da un toque muy rico, y las especias (sal, ajo y pimienta).
Y ya tenemos hecho nuestro revuelto para esos días en los que necesitamos un extra que nos sirva como alivio de la jornada. Se trata de una receta simple y para nada complicado, que destaca sobre todo por ese pensamiento que a veces se nos pasa por la cabeza de "hoy me lo merezco". ¿Y vosotr@s?, ¿cuál es vuestro plato fetiche?
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Texto e Imágenes: PROPIAS
Fuente: este post proviene de Azúcar y Orégano - El recetario gastronómico 2.0, donde puedes consultar el contenido original.
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