Aunque un poco fuera de temporada, no he podido dejar este en la carpeta de los no publicados, porque estaba buenísimo. Y el colorido que desprende el plato, me alegra estos días tan grises que estamos teniendo.
Nunca antes había comido las flores del calabacín, pero este año he descubierto un montón de posibilidades con ellas. Así que el próximo verano, que tiemble la planta del huerto, que me adjudicaré una para hacer todas las que pueda de diferentes maneras.
Por lo pronto, aquí os dejo el risotto, para alegraros la vista y el paladar...
Ingredientes
1 1/2 litro de caldo de pollo
125 gr de mantequilla
1 cebolla
400 gr arroz arborio
2 calabacines
50 grs queso rallado
4 flores de calabacín
Picamos la cebolla muy menuda y rallamos los calabacines. Reservamos.
Calentamos el caldo y reservamos.
En una cazuela, derretir la mitad de la mantequilla y rehogar en ella la cebolla durante 10 minutos, procurando que quede tierna pero que no coja demasiado color. Añadir el arroz y remover bien para que los granos se empapen de la mantequilla y adquiera temperatura.
Incorporar poco a poco el caldo, sin dejar de remover. El arroz debe absorber casi todo el líquido antes de añadirle más. Vigilar que el arroz no quede seco y que el caldo no hierva a borbotones. A media cocción añadir el calabacín rallado.
El risotto estará listo cuando quede cremoso. Los granos estarán tiernos pero firmes. Aproximadamente unos 15-20 minutos.
Salpimentar y rectificar de sal si fuese necesario. Añadir el resto de la mantequilla y el queso rallado y remover con cuidado. Incorporar las flores de calabacín cortadas en juliana.
Tapar y dejar reposar unos minutos antes de servir.
Bon appètit