Condimento imprescindible de la mayoría de alimentos. Terror de los hipertensos. Os presentamos a su majestad la sal; el principal potenciador del sabor; el conservante ideal durante centenares de años y moneda de cambio y desencadenante de innumerables guerras. En su tiempo, la sal equivalía al petróleo de ahora. Quién la poseía dominaba el mundo. El Imperio Británico gravaba con un impuesto imposible la compra de sal en la India, cuando ésta era una colonia de su Graciosa Majestad, hasta que un líder de semblante débil, Mahatma Gandhi, encabezó una marcha de 300 kilómetros para llegar a la costa del océano Índico donde, adentrándose en el mar, recogió un poco de sal. Este significativo gesto rompía el monopolio impuesto por los británicos sobre la producción y distribución de sal. La multitud que se había sumado a su marcha le imitó. La noticia corrió por todo el país y la gente, en un claro desafío a la autoridad, volvió a evaporar agua de mar para recoger sal. Hubo más de 60 mil detenciones. Siguiendo las directrices de Gandhi, que tuvo que pasar nueve meses en prisión, ninguno de los detenidos hizo uso de la violencia. Un simple grano de sal hizo tambalear todo un imperio. Fue el primer paso para la retirada de los británicos de la India que pocos años después alcanzaría la independencia.
No hemos ido al mar a buscar sal pero, utilizando vino tinto, a esta la hemos dado un toque de color que en la mesa la convierte en centro de todas las miradas y agradecen especialmente los platos de carne.
RECETA.
INGREDIENTES
Sal gruesa común.
Vino tinto.
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PREPARACIÓN
Extender la sal en un recipiente que pueda ir al horno. Añadir el vino tinto poco a poco hasta que toda la sal quede húmeda. Mezclar bien y dejarla extendida.
Calentar el horno a 160º, una vez esté caliente meter la bandeja con la sal hasta que se seque. Para ahorrar energía se puede aprovechar el calor residual del horno después de haberlo utilizado en alguna preparación anterior.
Para conseguir un color más intenso, se puede repetir la operación varias veces.
La sal de vino puede utilizarse en la elaboración de platos de carne.