Yo busqué por Internet recetas de esta sopa y cual fue mi sorpresa cuando encontré la receta de la Hospedería en una web de recetas extremeñas.
La copié y ahora que tengo todos los ingredientes en el huerto, he aprovechado para hacerla.
Sus ingredientes son sencillos, de los que siempre tienes en casa y el resultado es una sopa con sabor a cocina casera tradicional. Mi madre hacía una bastante parecida.
Por lazos familiares conozco la comida que se hace al norte de la provincia de Córdoba, donde se cocina de forma muy parecida a la extremeña. Aparte, me gustan los alimentos de extremadura por que tengo amigos de esa zona que viven en Córdoba y a veces traen productos de su tierra y nos invitan a probarlos .
Os voy a poner tal y como la he hecho, con las cantidades para 2 comensales, que la original no especificaba, pero debía ser por los menos para 6 platos.
He intentado guardar las proporciones, aunque he utilizado menos pan y algo menos de aceite, que me parecían excesivos. Y también va hecha a mi estilo, pues venia poco explicada.
Ingredientes para 2 comensales:
100 gr. de pan, preferiblemente del día anterior
2 tomates rojos medianos o 1 grande
2 cucharadas de tomate frito
1/2 cebolla añeja (mediana)
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
1 diente de ajo
1 pimiento verde
1 pimiento rojo (si es grande, solo medio)
1 ramita de perejil
1 hoja de laurel
1 puntita de comino molido
Sal
1 l. de agua, aproximadamente
En la receta dice que se toma acompañada de higos y uvas y como os he dicho, de todo esto tengo en el huerto, así que las acompañamos.
Estaba muy buena la sopa, pero nunca habia probado eso de comer una sopa con higos y uvas y... no está mal, pero yo los prefiero de postre.
Ahora os explico como la hice:
Comenzamos pelando el tomate. Lo troceamos y reservamos
Se limpian y trocean a cuadraditos la cebolla, ajo y pimientos. Se echa el aceite en una cacerola, cuando está caliente se ponen a freír y cuando estén algo doraditos se añade el tomate reservado. Una vez bien frito todo, se agregan el tomate frito, la sal, el laurel y el perejil juntos en atadillo, el comino y el agua, en la cantidad suficiente.
Se deja hervir unos 15 minutos.
Mientras, rebanamos el pan y lo tostamos ligeramente. Lo repartimos en cazuelitas de barro, dejando algunas rebanaditas para decorar.
Cuando la sopa este casi hecha, se remueve, rectificamos de agua y de sal, se le quita la hoja de laurel y la ramita de perejil y en cuanto esté a nuestro gusto se aparta.
Se vierte la sopa hirviendo sobre el pan y se deja un rato antes de servir. Ya sabemos que el barro guarda mucho el calor y aquí todavía hace mucho, por eso nos la tomamos mas bien templada.
Al momento de servirla se le ponen 2 rebanaditas de pan tostado en un borde y se adorna con alguna hierba: perejil, romero, hierbabuena... a vuestro gusto..
También la acompañamos con un vino rosado que nos habían regalado hace poco, de Vinos Cariñena, que me encantó.
En definitiva, que unimos los productos de mi huerta cordobesa, con Extremadura y Aragón, buen maridaje y además con una receta de los mas sencilla y tradicional.