Estamos de celebración, ¡Blueberries&Olives ha cumplido dos años! Parece que fue ayer cuando empecé el blog, y ha pasado volando. Dos años y un montón de recetas en la mochila, sabores, experiencias gustativas, platos, vajillas, colores y momentos de disfrute. Mucho gozo es lo que brinda el buen comer, e inmensa felicidad y disfrute que nos aporta el cocinar para los que nos apasiona esto.
Había que señalar esta ocasión especial, porque cualquier excusa es perfecta para darse un buen capricho. Qué mejor manera que hacerlo con una buena tarta. Hace mucho calor estos días, demasiado me atrevo a decir. Sólo pensar en encender el horno para preparar alguna tarta produce urticaria así que la mejor opción era hacer una tarta helada que no lleva ningún tipo de cocción.
Para hacer honor al nombre del blog, y dado que ahora es la temporada de colecta de los arándanos, tenía muchas ganas de volver a hacer una receta con ellos. Como ya es bien sabido tengo pasión por los arándanos. Son muy típicos en Canadá, mi tierra natal, y en especial en la región de Saguenay-Lac-Saint-Jean, dentro de la provincia de Québec donde abundan por todas partes, tanto es así que a las personas nacidas allí se nos llama "bleuets", es decir: arándanos. Crecen de manera silvestre en gran parte de Canadá, como en la costa atlántica de Nuevo Brunswick donde en mis veranos de infancia pasaba horas y horas en el campo detrás de casa de mis abuelos,cogiendo cubos y cestas llenas de arándanos, fresitas y otros frutos silvestres... comiéndolos a puñados. Qué nostalgia y buenos recuerdos. Esas manchas difíciles azuladas y violáceas que dejaban estas pequeñas frutitas en las manos y en la ropa. Las mermeladas, confituras, jaleas, tartas, bizcochos y demás delicias que preparaba mi abuela con ellos, recién cogidos...
Esta tarta está llena de sorpresas, aunque aparentemente parece ser una cheesecake o algo por el estilo, en realidad no lleva ni queso, ni nata (crema de leche) ni ningún producto lácteo. Es sin gluten, vegana y sin ningún tipo de cocción. Ni siquiera lleva azúcar, sólo contiene ingredientes buenos y saludables, y el resultado es una súper tarta deliciosa y cremosa. Bonita, apetecible, vistosa y ¡maravillosa!
Eso es en parte lo que trato de reflejar en el blog, que para que esté rico no tiene porqué llevar todo tipo de aditivos, conservantes, guarrerías ni productos refinados. Hay alternativas buenas mucho más saludables y naturales que son asequibles y que dan muy buenos resultados. Es muy gratificante además saber que puedes elaborarlas en casa y conseguir hacer delicias muy golosas que te sentarán bien, que gustarán y sorprenderán.
Esta tarta es realmente sencilla, una vez te haces con los ingredientes y cuentas con el remojo de los anacardos, es pan comido. Puedes calentar agua y dejarlos en remojo 2 o 3 horas aunque lo ideal es dejarlos toda la noche cubiertos de agua fría.
Lo bueno además de las tartas heladas es que las puedes preparar con antelación, eso si es IMPORTANTE saber que necesitas sacarlas un ratito antes de servirla para que no esté dura como una piedra y puedas cortarla sin problema. Dependiendo del calor que haga puedes sacarla con unos 20-30 minutos de antelación, o incluso más y mantenerla en la nevera.
Por otro lado, si no la vas a consumir entera, puedes cortar los pedazos necesarios y volver a meter el resto en el congelador. ¡Todo son ventajas!
Pues sin más dilaciones, he aquí la receta de esta tarta helada de arándanos...
RECETA DE TARTA HELADA DE ARÁNDANOS
INGREDIENTES: (Para un molde de 20 cm.)
Para la base:
150 gr. de nueces pecanas
20 dátiles sin hueso
1 pizca de sal rosa del Himalaya
Para el relleno:
450 gr. de anacardos crudos previamente remojados
120 ml de zumo de limón (unos 3 pequeños)
250 gr. de arándanos frescos + algunos para decorar
150 ml de aceite de coco virgen fundido (líquido)
1 cucharada de vainilla en pasta
15 a 20 cucharadas de sirope de ágave (más o menos al gusto)
1 cucharada de açaí en polvo (opcional)
1 pizca de sal rosa del Himalaya
ELABORACIÓN:
Primero preparamos la base. Tritura las nueces y después añade los dátiles y la sal. Vuelve a triturar hasta que consigas una pasta pegajosa.
Forra el molde con papel de hornear.
Cubre con la base preparada, presiona para que quede repartido de manera uniforme. Mete mientras tanto en la nevera o en el congelador.
Ahora elaboramos el relleno. Escurre y enjuaga bien los anacardos.
Mételos en la batidora de vaso, Thermomix o procesador que utilices y tritura a alta potencia. Añade el zumo de limón, el sirope de ágave, la vainilla y la sal y sigue triturando otro poco hasta conseguir una crema untuosa.
Añade por último el aceite de coco líquido mientras sigues mezclando bien.
Para hacer las capas de diferentes tonos haz lo siguiente: divide el relleno en 2 o 3 partes. La primera será la capa superior blanca. Mete la segunda parte en el vaso y añade unos pocos arándanos y tritura. Retira y reserva. Vierte ahora la tercera capa en el vaso y añade el resto de arándanos y el açaí. Tritura, retira y reserva.
Ahora vierte primero la capa más oscura extendiendo bien con una espátula, después la segunda capa y por último la más clara.
Decora a tu gusto con más arándanos y mete al congelador al menos dos horas.
Saca del congelador unos 20-30 minutos antes de cortarla y servir (dependiendo del calor que haga).