La carne asada es un plato de domingo que suena a celebración. En las casas con familia numerosa, como la mía en mi niñez, mi madre Concha tenía que preparar platos de antemano para no tener que estar en la cocina hasta el último momento.
Por eso el horno es un invento maravilloso, que además de calentar la cocina en invierno permite hacer otras cosas mientras se hornea el plato. Además el olor de un asado es algo absolutamente evocador y delicioso.
El asado de carne sólo precisa una buena pieza que salga tierna, unas pocas hortalizas y vino o agua si queremos obtener salsita. Le he añadido tomillo para darle más sabor.
Necesitamos un horno precalentado a alta temperatura para que la pieza de selle dorando su superficie y más tiempo para que se cocine por dentro. Hay que calcular unos 20 minutos por 500 g de carne de ternera o vaca, así que esta pieza de 1,5 Kg estuvo 1 hora en el horno.
Para 10 personas:
1,5 Kg de rabillo o de la punta de la cadera de vaca o ternera
1 vaso de vino blanco
1 cebolla dulce grande
3-4 dientes de ajo
tomillo
aceite de oliva
agua
sal y pimienta
Se precalienta el horno a 180-200ºC con calor arriba y abajo.
Se pone en una fuente para horno un chorrito de aceite de oliva y la cebolla cortada en plumas.
Se añaden los dientes de ajo enteros, se espolvorea con sal, pimienta y tomillo y se añade un vaso de vino blanco y otro de agua.
Se mete en el horno y se deja que se dore la superficie. Se le da la vuelta a la pieza y se mantiene durante 1 hora, aproximadamente.
Si se queda sin salsa se puede añadir un poco más de agua mientras se hornea.
Se saca del horno. Se pincha para ver si sale jugo rosado, pues a mi me gusta poco hecha.
Se quita el bramante (la cuerda) y se recogen los jugos de la carne junto con la cebolla y se ponen en el vaso de la batidora. Se tritura hasta que quede fina.
Se trincha la carne, se calienta la salsa y se sirve, acompañada de patatas o ensalada.