Esta no es una receta en sí, simplemente quiero compartir con vosotros mi manera de freir las patatas, que quedan justo como a mí (y creo que a todos) me gustan, crujientes desde el primer minuto hasta el último.
Usualmente freímos nuestras patatas al tirón, utilizando la misma temperatura (más si no contamos con mucho tiempo) y puede que cuando las sacamos queden crujientes, pero al pasar un rato se vuelven blandas.
Si disponéis de un poco de tiempo y quereis unas patatas con un resultado espectacular, sólo tenéis que seguir los siguientes pasos:
Cortamos las patatas en bastoncitos. Si la patata es harinosa, suelo ponerlas a remojo para que suelten el almidón. Si la patata es cerea (patata nueva o roja), las pongo a freir directamente.Freimos las patatas en freidora a una temperatura de 130º durante 8-10 minutos (dependiendo de la variedad y del corte de la patata). Al freírlas por primera vez lo que vamos a lograr es deshidratar la patata, ya que cuando las freímos una sola vez la patata conserva su agua natural, quedando como resulto un patata blanda y no es lo que queremos. Sacamos las patatas del aceite y subimos la temperatura a 180º (es recomendable dejar que las patatas atemperen hasta que estén a temperatura ambiente pero yo no espero tanto, simplemente el tiempo que tarda la freidora en alcanzar la temperatura indicada.)Una vez alcanzada la temperatura, introducimos las patatas que no deben estar apretujadas, durante 3-5 minutos más. Cuando estén listas debemos tomar la sal, de preferencia de granos gruesos, y las espolvoreamos. Con ésta segunda fritura conseguimos una patata super crujiente y que estoy seguro, gustarán a todos.