El ajoblanco es una sopa fría muy popular de la gastronomía de Andalucía que se elabora con pan, almendras o habas secas, ajo, agua, aceite de oliva, sal y a veces vinagre.
Un verano, viajando hacia Chipiona paré en un restaurante en el que probé un ajo blanco con un toque a hierbabuena que me encantó. Y aquí está mi versión de esta receta.
Los ingredientes que vamos a necesitar para cuatro personas son:
100 g de pan duro
100 g de almendras crudas
100 ml de aceite de oliva virgen extra
10 hojas de hierbabuena
1 diente de ajo
1 cucharada de vinagre
1/2 limón
1/2 cucharadita de sal
1/2 l de agua
Para servir:
aove
piel de limón rallada
hojas de hierbabuena
Con diez hojas de la hierbabuena queda suave, si te gusta esta hierba aromática, te recomiendo que añadas algunas más.
Nosotros vamos a utilizar vinagre de sidra ecológico que queda suave, si quieres más potencia, puedes añadir a la receta vinagre de Jerez, por ejemplo.
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es preparar tanto los ingredientes como los utensilios que vamos a necesitar. En un bol ponemos agua helada e introducimos el pan duro, lo dejamos en remojo y escurrimos bien cuando lo vayamos a utilizar. Pelamos el ajo, le quitamos el centro para que no repita y reservamos. Cortamos unas ramitas de hierbabuena del jardín, las lavamos y secamos bien, deshojamos y reservamos. Exprimimos el zumo de medio limón y reservamos también.
Introducimos todos los ingredientes menos las sal y el agua en un vaso de un procesador de alimentos y batimos bien hasta dejarlo muy fino. Agregamos la sal y el agua hasta conseguir la textura deseada. Yo suelo añadirle 500 ml de agua, pero puedes utilizar hasta 650, dependiendo de lo espeso que lo quieras que quede.
Vertemos la crema en una botella o recipiente con tapa, tapamos y llevamos a la nevera hasta el momento de servir. Esta receta está mejor al día siguiente cuando se asienten los sabores de los diferentes ingredientes.
Presentación:
Sacamos el ajoblanco de la nevera, mezclamos bien y servimos en unos boles o cazuelitas. Rociamos con un chorreoncito de aove, espolvoreamos un poco de piel de limón rallada y decoramos con unas hojitas de hierbabuena.
A veces, el ajoblanco se sirve con uvas o bolitas de melón que son frutas de temporada.
¿Cómo lo sueles hacer tú? ¿Cuál es el ingrediente secreto que le añades a la receta tradicional?
Bon apppétit!