¡Ay qué alegría, que nos vamos a Argentina! Llevo media vida queriendo hacer el viaje, pero bueno, de momento me conformo con viajar desde mi cocina con Cocinas del mundo, que siempre es un placer.
Esta receta tengo que dedicársela a mi boludito, a Gus, a su madre, y a mi padre, que nos trajo de Argentina los primeros alfajores que probamos, y además estos son sus favoritos.
La verdad es que recomiendo esta receta porque la textura del alfajor quedó perfecta y de sabor estaban tremendos; está basada en las indicaciones de Paulina, pero con mis trucos. No les puse tanto dulce de leche como a veces se les pone porque es muy dulce y empacha bastante, pero eso ya al gusto. Vamos, mi vikingo se comió tres seguidos y hubiera seguido, pero quería regalar algunos y los escondí jeje
El dulce de leche al que estoy acostumbrada, tanto el que me traían de Argentina como el que compraba en España, es más oscuro y algo más denso. Pero aquí en Dinamarca este es un producto desconocido y bastante suerte tuve que lo encontré. Desde luego, el sabor era tal cual tenía que ser, y al día siguiente el relleno estaba mucho menos blando.
Con estas cantidades me salieron 20 alfajores:
150 g de maizena
100 g de harina 0000 (= poca proteína, poco gluten, para repostería, no pan y pasta)
80 g de azúcar
100 g de mantequilla a temperatura ambiente
2 yemas de huevo
1 cucharadita de levadura química (polvo para hornear)
1 cucharadita de esencia de vainilla
400 g de dulce de leche
Coco seco rallado
La preparación:
1. En un cuenco (a mano o a máquina) mezclamos la mantequilla, el azúcar y la esencia de vainilla hasta tener una mezcla cremosa, con consistencia de pomada.
* Si se te olvida sacar de la nevera la mantequilla antes de tiempo, puedes acelerar el proceso de ablandarla cortándola en lonchas con un pelador de verduras o un cortador de queso. Pero no la fundas.
2. Añadimos las dos yemas de huevo y batimos de nuevo. Mi método favorito para separar yemas y claras es el de la botella: usar una botella de plástico para "absorber" la yema, cual abducción extraterrestre. Aprietas el cuerpo de la botella, colocas la boca de la botella junto a la yema (sin romperla) y dejas que la botella recupere el oxígeno y vuelva a su forma original; así absorberá la yema.
3. Incorporamos entonces la maizena y la harina. Siempre saldrá mucho mejor si tamizamos; sobra con utilizar un tamiz o colador de agujero fino. Añadimos la levadura química.
4. Parecerá una masa muy seca, pero es cuestión de ir mezclando con la mano hasta tener una masa homogénea. Le damos entonces 15 minutos de reposo.
5. Lo siguiente es estirar la masa; yo para eso siempre uso dos láminas de papel de hornear, así no se pega la masa al rodillo. Podemos aplanar primero con la mano y luego seguir con el rodillo. El grosor varía de receta en receta, pero yo diría que unos 0,5 cm es ideal, porque así al montar el alfajor, queda una altura de unos 3-4 cm.
6. Ahora vamos a cortar las tapitas y podemos usar cualquier cortador, vaso o similar de unos 6-7 cm de diámetro. Cuando terminemos de sacar círculos, juntamos la masa sobrante y continuamos hasta que no quede nada. Los vamos colocando sobre papel de horno.
7. A continuación les damos unos 10-15 minutos en el frigorífico, mientras el horno se calienta a 180º.
8. Ahora sí, ha llegado el momento de hornear las tapitas durante unos 10 minutos. Después las sacamos y las dejamos enfriar, preferiblemente sobre una rejilla, para que no suden. Se enfrían bastante rápido, al menos aquí en Dinamarca ;)
9. Lo siguiente es rellenar con el dulce de leche, tapar, y, como es típico, podemos cubrir con coco rallado alrededor; yo hice la mitad con coco y la mitad sin él.
¡Y listo! Quedan buenísimos y, para mi gusto, incluso mejor al día siguiente, ya reposados.
¡Buen provecho!
¡Sígueme en facebook!
https://www.facebook.com/berguaricoysano
Bergua*