Aquellos que tenían jardín en sus casas no se libraban: barbacoas, cenas temáticas, tardes de fútbol
De una cena salía otra para la semana siguiente. De una parrillada al lado del río, salía una excursión a la montaña. De una salida a la playa con fiambreras, sandía en un cubo con agua para mantenerla fresca, salía un día de piscina con bocadillos, flotadores y cremas solares para los más delicados
Varios matrimonios, muchos niños, amigos
Pero había una cosa que no perdonaba nadie ningún verano
Los domingos de paellas eran sagrados
De eso me encargaba yo
Tantas veces como me salía bien, otras tantas me salía mal
Pero eso no importaba, era verano, los niños negros como el tizón correteaban felices hasta acabar agotados, había cervezas frescas y comida, mucha comida
Por alguna extraña razón, todos coincidían en que la mía era la mejor paella que hubieran probado jamás
Yo sabía que no era cierto, pero el ambiente festivo y las ganas de pasarlo bien, contribuía a que fuera así
De aquellos tiempos, recuerdo las risas, sobre todo las risas
Las bromas, la amistad profunda que nos unía
Las mujeres éramos las que nos ocupábamos de los niños y de la comida
Los hombres de los coches y de la bebida, de preparar la parrilla, las brasas
Aquellos fines de semana pasaban volando
Después de comer, se atenuaban las voces, algún chapoteo de algún niño que se negaba a caer rendido
Con ritmo pausado, al atardecer, se iba recogiendo todo: neveras, juguetes, fiambreras vacías
Aquellos veranos parecían infinitos, imposible que acabaran
Los niños crecieron, el futuro dejó de ser común
Los amigos se dispersaron
Pero mantengo aquellos recuerdos como si aún escuchara las risas, las voces unas encima de otras atropellándose, las zambullida de los niños, de mis niños
Y sobre todo, ese olor, ese leve olor a socarrat que acariciaba sutilmente mi nariz y que me decía que, una vez más, me había despistado, de cháchara con una cerveza en la mano
PD Cuento inspiradora y dedicado a Marta Anadón Gonzalvo
INGREDIENTES
400 g de arroz
200 g de rovellons
200 g de setas variadas secas
1 cebolla
1 pimiento verde
2 ajos
Aceite
Sal
ELABORACIÓN
Poner las setas secas deshidratadas en abundante agua durante 1 hora
Escurrir y reservar el agua
Cortar los rovellons en cuadrados
Pelar y picar la cebolla pequeña
Pelar y picar los ajos pequeños
Cortar en trozos pequeños el pimiento
Poner aceite en la cubeta
Menú cocina
Sofreír la cebolla
Añadir las setas y los rovellons
Sofreír 2 minutos
Añadir los ajos y el pimiento
Freír hasta que quede como mermelada
Añadir el arroz
Remover
Cocinar 2 minutos
Añadir la misma cantidad de caldo reservados de las setas que de arroz + 50 ml más
Remover
Cancelar menú anterior
Menú Cocina 6 minutos
Despresurizar manualmente
Remover
Salar al gusto
Dejar reposar 2 minutos
Receta adaptada de Acibecheria