En casa nos encanta el bacalao y esta es una receta que hago habitualmente, sobre todo en época de Navidad. Es muy válida para cuando tienes invitados en casa porque queda elegante y el contraste de sabores entre el bacalao salado y el dulzor de la cebolla, casa estupendamente.
La cebolla se encoge mucho cuando se pocha por largo tiempo, así que no importa poner alguna de más.
El pescado no hay que cocinarlo mucho porque se queda seco y pierde la gracia, es mejor no pasarlo de tiempo. El secreto está en tener el horno bién caliente cuando metamos la fuente.
Ingredientes:
4 lomos de bacalao desalados
3 cebollas
1 cucharada de azúcar moreno
un poco de vino dulce tipo Pedro Ximenez o moscatel
ali-oli (o mayonesa, si no os gusta el ajo)
Elaboración:
Cortamos la cebolla en juliana fina y pochamos en una cazuela, con un poco de aceite, a fuego medio/bajo durante una media hora. Añadimos el azúcar moreno para que caramelice y rehogamos unos 5 minutos más.
Añadimos un chorrito de vino dulce y dejamos reducir un poco.
Cuando vaya cogiendo color caramelo, la retiramos y la ponemos en el fondo, a modo de cama, en una fuente que pueda ir al horno.
Colocamos encima el bacalao, con la piel hacia abajo, y lo salamos un poco.
Metemos la bandeja en el horno precalentado a 200º durante 9 minutos, yo pongo la rejilla a media altura para que no se me queme.
Lo sacamos y encendemos el grill a tope durante unos 10 minutos para que coga fuerza.
Mientras se calienta el grill, cubrimos el bacalao con unas cucharadas de ali-oli espeso. Lo metemos en el horno hasta que el ali-oli se dore, suele ser unos 5 minutos. Esta operación la hago con la rejilla del horno un poco más alta.
Se puede servir acompañado con unas patatas a lo pobre, panadera o patatitas al vapor.