Cómo ya sabéis esta iniciativa surgió de un grupo de amigas wasaperas, que entre cupcakes y fondant nos salió la vena reivindicativa de los dulces tradicionales...después la idea creció y "nació" el blog y después la idea de hacer esto de modo mensual, para ir recuperando nuestros sabores, los de nuestra niñez, el sabor que queríamos imitar cuando empezamos a meternos en la cocina, por que lo asociábamos con las cosas buenas y bien hechas! Y este mes, le ha tocado al dulce!! Yo he elegido los buñuelos de patata que pacientemente me enseñó mi suegro. Con paciencia, con mimo,...con razón están tan buenos!! Ah! y mi cuñado que me mandó la receta, que mi memoria empieza a ser la de Dori...
Este tipo de buñuelos son tradicionales en la isla y se llaman bunyols de forat o bunyols de ses verges (de las vírgenes) ya que servían, en tiempos, para rondar a las muchachas cuando ellos cantaban serenatas y ellas, para compensar les daban un buñuelo. A mi personalmente, me encantan y son algo así como el pecado en el paraíso de mi tierra adoptiva.
Así, que sin más, vamos a por la receta.
Ingredientes:
500 gramos de patata hervida
250 gramos de harina
10 gramos de levadura prensada
Preparación:
Pasamos las patatas por el chino o bien con el tenedor, pero que quede el puré lo más fino posible, sin grumos. Cuando tengamos una consistencia suave y sin grumos, añadimos la harina (mejor tamizada) y mezclamos hasta que todo esté bien integrado y no quede harina por las paredes del bol donde estemos haciendo la mezcla. Disolvemos la levadura en un poco de agua (sin pasarse!) y se la añadimos a la mezcla de patata y harina. Mezclamos un poco más y dejamos fermentar.
Cuando la pasta esté lista, ponemos abundante aceite de oliva a calentar. Es importante, que justo al lado de la sartén de la fritura tengamos un bol con agua y un poco de sal para irnos mojando los dedos antes de coger la masa. La complicación viene a la hora de coger la masa: cogemos porciones de masa con la mano izquierda, estrujamos la masa que saldrá por el extremos de la mano. Con la mano derecha (mojada en agua y sal) la cogemos y al echar en la sartén con el aceite caliente le hacemos el agujerito con el pulgar.
Para freírlos, esperad hasta que estén doraditos por ambas caras y dejadlos escurrir sobre papel de cocina para que así, absorvan el exceso de aceite.
Y a disfrutar!