Llevo meses pensando cómo reenfocar el blog.
Esta aventura empezó hace justo dos años… De repente tenía tiempo y empecé a compartir recetas saludables que me hacían bien y que cocinaba en mi día a día.
Con esto quiero decir que el blog siempre ha sido un reflejo de mi realidad. Esta realidad cambió (para bastante bien) hace unos meses. He vuelto a trabajar, mi profesión de hostelera se ha transformado en la de comunicadora gastronómica (concretamente copywriter gastronómica) y gracias al santísimo espagueti estoy inmersa en varios proyectos que me emocionan y llenan (tanto el estómago como el corazón).
Esta nueva situación me ha llevado a tener una falta de tiempo para continuar con el blog tal como lo tenía planteado antes. Escribir aquí es algo que me ha encantado durante estos dos años, ha sido puro placer, también por el feedback recibido.
Si eres de los que me siguen desde el principio habrás notado que he pasado de publicar religiosamente una vez a la semana a hacerlo cuando buenamente he podido. Lo mismo está ocurriendo con mis redes sociales. Me he dado cuenta de que ha pasado de ser placer a casi una obligación que me he puesto y eso no mola.
La mesa de Garnacha es el puente que me ha llevado de una profesión a otra y solo por eso, para mí, se merece seguir vivo. Lo he llamado “profesión”, pero también ha implicado cambiar mi mentalidad, mi forma de estar en el mundo y relacionarme con él. Siento que estoy donde quiero estar y que tengo toda la vida por delante para hacer lo que he venido a hacer.
Quizás a estas alturas te estés preguntando por qué te estoy soltando semejante discurso, y es que tiene que ver con el nuevo rumbo que tomará La mesa de Garnacha. Porque hay mesa y Garnacha para rato. Pero (¡y menos mal!) todo cambia, se transforma…al fin y al cabo, evoluciona.
Si hoy por hoy compartiese contigo lo que como en mi día a día te irías echando leches de aquí por aburrimiento… y yo también.
Mis días pasan tal que así:
Desayuno: batido y/o pan sin gluten con aguacate o algún tipo de porridges, overnight oats…osea, gachas de avena, quinoa, arroz…
Media mañana: fruta y/o frutos secos
Comida: Un plato combinado (o tarro cuando como fuera) compuesto por algún cereal sin gluten (a veces en grano y cocido, a veces en macarrones, creppes…) o legumbres (cocidas, en forma de paté, muchas hojas verdes (rúcula, canónigos, kale, lechugas varias, espinacas, acelgas…) y verduras crudas (pimeinto, zanahoria, pepino, col lombarda…) depende de lo que tenga.
Merienda: Parecida al desayuno
Cena: Ensalada o cremas de verduras.
Pero desde principios de año he incorporado una sanísima y enormemente placentera costumbre: descansar entre 1 y 2 días a la semana. Está bien, lo de 2 días es casi una utopía, pero un día sí que descanso.
Estos días me sirven para desconectar, disfrutar de los placeres de la vida como pasear, conversar con mis amigos y conocer gente nueva, tomarme una copa de vino leyendo una novela y reflexionar, punto imprescindible para mantener a tono la creatividad.
Uno de los días los comienzo con un desayuno de reina que lo mismo celebro en el balcón, que en la cocina, en el sofá o en la cama. Son desayunos con sabores, texturas y aromas que inspiran, excitan la mente y elevan el alma.
Son desayunos saludables, sabrosos, fáciles de hacer y con mucho tiempo para disfrutar.
Este delicioso desayuno te lo contaré la semana que viene
Y así es como he encontrado mi forma de seguir con La mesa de Garnacha: quiero compartir esos desayunos contigo en forma de posts. Serán
Estos desayunos traspasan el hecho de comer, incluso traspasan el hecho de nutrirse. Estos desayunos son una declaración de intenciones y una filosofía de vida: la de saber parar, la de regalarse momentos de relax y disfrute. Momentos que son un fin en sí mismos. No tienen más sentido que el placer: el de reencontrarse con una misma tras una semana de trabajo.
También hacen honor a una de las máximas de este blog: slow & food. La lentitud es necesaria, aunque sea una vez a la semana.
¿Me acompañas?
La semana que viene te enseñaré una forma deliciosa de hacerte unas tostadas con aguacate y fresas. Además veremos el maridaje perfecto para estas tostadas: un batido verde con mucho rock ´n´roll.
Un abrazo enorme,
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