Os estoy engañando. Vilmente.
Esto que se ve en las fotos no son churros. Podrían serlo si fueran masas fritas de harina, agua y sal. Pero no lo son.
No sabía si llamarlos trampantojo o simple y llanamente, trampa. Porque estoy escribiendo una entrada para el reto de Tia Alia, que viene de la mano de Las recetas de Marichu… y las mías con unos churros que no lo son.
Mis dilemas siempre comienzan cuando de las dos recetas, escojo la que más podré adaptar a mi estilo de vida sano y bajo en grasas, y a partir de ahí trazo un plan para eliminar de su elaboración toda fritura, exceso de grasa o indecencia de azúcar. Y es que ya no cocinamos como antes, porque no tenemos la vida de antes.
Ni pasamos frío en nuestros mini apartamentos con calefacción en todas las habitaciones, ni caminamos tres kilómetros para coger agua de la fuente pública, ni cargamos con la azada al hombro.
Y nuestra vida de oficinistas, conductoras, arquitectos o despachadores de pan exige nuevas formas de cocinar más acordes a nuestra actividad física y a la necesidad de acumular reservas.
Yo entiendo [todos entendemos] la cocina tradicional, calórica porque debía ser calórica, rica en grasas porque era imprescindible para estar sanos, y basada en elaboraciones sencillas de sartén, que los hornos son cosa de unos pocos años para esta parte.
Pero no es el caso. Así que ni corta ni perezosa, he tuneado los churros clásicos, los de toda la vida, en unos churros ligeros, horneados y muy ricos, que cumplen estupendamente su función de mojar un buen chocolate. No es mía la receta, he visto la idea de usar masa choux en varios sitios, no voy a referenciar ninguno para no ser injusta con los demás.
Y voy a compartir con Tia Alia estos churros modernizados, aptos para la vida de hoy, y me voy a reservar los de toda la vida para cuando desayuno fuera de casa, que no os vayáis a creer ahora que no como churros… sí que lo hago.
INGREDIENTES
[24 UNIDADES]
Harina, 125 g [floja, y sin levadura]
Agua, 250 ml
Azúcar, 2 cucharadas
Sal, 1/2 cucharadita
Mantequilla, 50 g
Huevos, 2 ud
Vainilla en pasta
MODUS OPERANDI: TRADICIONAL
Pesar y cernir la harina y reservar.
En una olla, ponemos a calentar a fuego medio el agua junto con la mantequilla, el azúcar y la sal. Esperamos a que de el primer hervor, volcamos la harina de golpe y la mezclamos con una espátula hasta que la masa se empiece a despegar de la olla. Esto hay que hacerlo rápido y con bastante energía.
Dejamos la preparación fuera del fuego un ratito, 5 minutos valen, para que se temple la masa.
Añadimos el primer huevo batiendo bien y una vez esté totalmente integrado, añadimos el segundo. Si hacemos más cantidad, los huevos irán siempre de uno en uno y nunca añadimos el siguiente hasta que no se haya integrado el anterior. Añadimos por último la vainilla, y la integramos bien.
Precalentamos el horno a 250º.
Pasamos la masa a una manga pastelera [si te lo estás preguntando, usé la boquilla Wilton 1M] y la dejamos reposar hasta que enfríe.
Formamos los churros en la bandeja del horno, y los horneamos a 200º durante 20 minutos, aunque cada horno es un mundo y es mejor que saques uno y te asegures de que no hay masa cruda en su interior.
Los enfriamos en una rejilla… con un perro guardián al cargo, si queremos volverlos a ver.
MODUS OPERANDI: THERMOMIX
Pesamos la harina y la reservamos.
En el vaso de la Thermomix, ponemos el agua, la sal, el azúcar y la mantequilla y lo programamos 8 minutos a 100º y velocidad 4.
Volcamos la harina de golpe en el vaso y lo programamos 20 segundos a velocidad 4, sin temperatura. Retiramos el vaso de la máquina y dejamos que pasen unos 5 minutos para que la masa se temple [si haces más cantidad, deja 10 minutos, esto es para que los huevos no cuajen al añadirlos].
Con la masa un poco tibia, la devolvemos a la Thermomix y añadimos el primer huevo. Lo mezclamos a velocidad 4 y sin parar la máquina añadimos el siguiente sólo después de comprobar que el primero se ha integrado. Si haces más cantidad, los huevos irán de uno en uno y sólo cuando el anterior ya esté incorporado totalmente.
Añadimos la vainilla y cuando se haya mezclado bien, apagamos la máquina y pasamos la masa a una manga pastelera [si te lo estás preguntando, usé la boquilla Wilton 1M] y la dejamos reposar hasta que enfríe.
Formamos los churros en la bandeja del horno, y los horneamos a 200º durante 20 minutos, aunque cada horno es un mundo y es mejor que saques uno y te asegures de que no hay masa cruda en su interior.