CONTRAMUSLOS ASADOS
CON SALSA DE PARAGUAYAS Y QUÍNOA
Para 2 personas:
2 contramuslos de pollo deshuesados enteros;
50 grs de mantequilla sin sal; Salvia Seca; Sal;
Para la Salsa:
1/2 cebolla; 2 Paraguayas;
1 cucharada de azúcar moreno; 1 chorrito de cognac;
Unas gotitas de zumo de limón;
Para la Quínoa:
100 grs de Quínoa; 300 grs de caldo de pollo;
Sal; Aceite de Oliva;
Cayena Picada y Cebollino fresco para decorar
Limpiamos bien el pollo quitando el exceso de piel y de grasa. Salamos y reservamos. En el mixer de la batidora mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente con una cucharadita de salvia seca (si la encontráis fresca, mejor, en mi caso no ha sido posible). Una vez que tengamos la mantequilla, untamos la parte de la piel con ella y ponemos una nuez de mantequilla en la parte interior. Cerramos con cuidado y bridamos con hilo de cocina para que mantenga una bonita forma (Podéis ver cómo se hace en este link: https://www.youtube.com/watch?v=8MC7VIycGsQ).
Ponemos ahora a dorar el pollo en una sartén sin nada de grasa, ya que lo hemos embadurnado de mantequilla y eso será suficiente. Lo haremos con mucho cuidado de que no se nos queme la mantequilla, si tenemos miedo de que esto pueda suceder, añadimos una gotita de aceite de oliva a la sartén. Una vez dorados, los ponemos en una fuente refractaria y los metemos al horno precalentado a 200º durante 25 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción.
Mientras se hace el pollo, preparamos la quínoa y la salsa. Pesamos 100 grs de quínoa y la lavamos bien, para eliminar una sustancia que se llama saponina que hace que tenga un sabor amargo. Una vez lavada la escurrimos y la ponemos a tostar en una sartén con aceite durante unos 3 minutos a fuego medio-fuerte. En este momento añadimos el caldo de pollo, probamos de sal y rectificamos si fuese necesario y bajamos el fuego a fuego medio. Dejamos cocer durante 20 minutos, hasta que el caldo se evapore y la quínoa quede transparente.
En el transcurso elaboramos la salsa. Pelamos la cebolla y la troceamos. Hacemos lo mismo con la paraguaya. Ponemos a pochar la cebolla en una sartén con aceite y cuando esté transparente añadimos la fruta. Salteamos un par de minutos y añadimos el brandy, flambeamos con cuidado y añadimos el azúcar moreno. Dejamos cocinar a fuego suave durante cinco minutos. Pasado este tiempo, ponemos en el vaso de la batidora y batimos hasta obtener una salsa suave y homogénea.
Pasados los 25 minutos, comprobamos el que pollo está listo (puede que vuestro horno tarde más) y sacamos del horno quitando el hilo de cocina cuidando de que no quede ningún resto en el el plato (no es muy digestivo, je, je...).
Procedemos al emplatado, para ello ponemos una base de salsa, sobre ella la quínoa y encima de ésta el pollo. Espolvoreamos con cebollino picado para darle un toque verde al plato y con cayena picada para darle una nota de color y también para contrarrestar el sabor dulce del plato con un toque picante.
Es importante que uséis salvia en esta receta, pues su combinación con el pollo es espectacular, la podéis encontrar en cualquier herbolario o en el Gourmet del Corte Inglés. Si ni por esas podéis dar con ella, sustituídla por cebollino fresco.
La quínoa también se encuentra en herbolarios. Es un pseudocereal que está muy de moda por su gran cantidad de propiedades y por ser de fácil digestión. En mi caso la encontré en los supermercados Aldi imagino que a mucho mejor precio que en herbolarios (menos de 2 euros el paquete de medio kilo). Si no la encontráis, o simplemente no os apetece volveros locos buscándola, podéis usar arroz blanco o cus cus.
La verdad es que el resultado ha sido sorprendente, la combinación de sabores es fantástica y además es un plato muy ligero, rápido y simple de preparar, una apuesta segura si queréis quedar bien con vuestra gente. ¡Hasta el próximo post!