Mira que he realizado versiones de croquetas pero nunca me había animado con el calamar. Lo mejor de estas croquetas es su presentación ya que llama mucho la atención
El sabor también es inigualable, pero el color negro de la tinta las hace muy llamativas.
Para que quede este color bien potente es importante que elijamos una tinta de calamar de calidad y en este caso utilizo la tinta de sepia "Sepink" con calidad premium que me vino dentro de la caja "Quebox" que como sabéis porque ya os lo he anunciado en más ocasiones, la tenéis a un valor de 9, 90 la primera caja con mi código QBPPC. Es una caja muy especial ya que contiene productos aptos para todos en especial para personas que son intolerantes al gluten y a la lactosa. En esta caja aparte de la tinta de calamar Sepink, tuvimos la oportunidad de probar otros productos de marcas conocidas como por ejemplo el chocolate sin lactosa Valor, la bebida de soja de Naturgreen, o las sidras The Good Cider
Está receta es de dificultad baja pero tendréis que tener en cuenta, que lleva un poquito de tiempo su preparación ya que la masa de las croquetas debe enfriar antes de manipularla.
Con esta receta nos saldrán unas dos o tres croquetas dependiendo del tamaño para 4 personas y para ello lo primero que hacemos es trocear dos calamares y saltearlos en una sartén con un chorro de aceite. Los escurrimos y reservamos aparte. En la misma sartén calentamos 3 cucharadas de aceite virgen extra, a las que agregamos 100 gramos de harina de trigo y empezamos a remover para tostarla ligeramente y que no de sabor. Salpimentamos y vamos añadiendo leche de poco en poco sin parar de remover para evitar que se formen grumos. En total añadimos como medio litro de leche. Por último agregamos los calamares salteados previamente con el propio agua que sueltan y una cucharada de esta tinta de calamar. Integramos todo perfectamente y extendemos la masa en una fuente poniendo papel film directamente en contacto con la masa para que enfríe y no se cree costra.
Por último, una vez fría la masa, rebozamos las porciones de masa primero en pan rallado, después en huevo batido, y volviendo a rebozar en pan rallado antes de freír en abundante aceite caliente, y depositar las croquetas en papel absorbente justo al sacarlas para que absorban la máxima cantidad de aceite