Ingredientes para 4 empanadillas:
4 obleas para empanadilla
50 g de atún en aceite de oliva (peso escurrido)
1 cebolla pequeña
1 pimiento del piquillo en conserva
2 huevos
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta negra en grano, cayena en polvo (opcional)
Elaboración:
Cocer 1 huevo, ponerlo en agua fría y contar 10’ desde que empiece a hervir. Pelar y reservar.
Pelar y picar finamente la cebolla y pocharla, en una sartén con aceite, con una pizca de sal y a fuego lento hasta que esté bien blandita.
Precalentar el horno a 210º, arriba y abajo.
Desmenuzar el atún, en este caso prefiero el que viene en tarros de vidrio, añadir el pimiento y el huevo picados y la cebolla pochada, aliñar con un chorrito de aceite, pimienta recién molida y un suspiro de cayena, si os gusta el picante. Mezclarlo todo bien, con la ayuda de un tenedor.
Disponer las obleas con un montoncito del preparado anterior en el centro de cada una de ellas, doblarlas por la mitad y cerrarlas, sellándolas con el tenedor que presionaremos por todo el borde.
Colocar las empanadillas en una bandeja de horno engrasada con aceite, batir ligeramente un huevo, pintar con él la superficie de las empanadillas y hornearlas durante 14’.
Qué sabrosa y ligeras! Empanadillas sin freír que parecen pastelitos. A mí, personalmente, las empanadillas fritas me resultan cargantes, por muy escurridas que estén. Con estas cantidades de ingredientes quedan bien rellenas, por lo que hay que ir compactando la mezcla hacia dentro conforme vamos sellando los cantos, para que no se nos salga. Una vez selladas no se abrirán. Se pueden servir sobre un lecho de ensalada cortada en juliana y aliñada con aceite, zumo de limón, pimienta y orégano. Un entrante suculento o una cena ligera, según convenga.