Uno de los platos más antiguo del Mediterráneo son los huevos haminados, se cree que es una técnica de cocción a fuego lento exclusiva de los judíos y anterior a la Inquisición. Con la expulsión de los judíos de España, la comunidad sefardí se asentó por todo el Mediterráneo y se dio a conocer este procedimiento de cocción que les permitía comenzar a cocinar el viernes para poder respetar el Sabat, y además estos huevos resultan imprescindibles en la Pascua judío-sefardí. Dicen que es el origen de la tradición de los huevos de pascua.
Su denominación, viene de los judíos sefardíes españoles que llamaban haminados a los alimentos de este modo cocinados, basados en la palabra ladina "hamin", calentado.
Aunque suene raro, estos huevos con una cocción de más de 10 horas, con cascaras de cebolla y granos de café o té, adquieren una textura aterciopelada, un sabor suave a cebolla , y un toque a nuez. Además las pieles de cebolla también actúan como un tinte natural. Si las cáscaras de huevo no se rompen, los huevos quedarán con tono marrón claro, y cuando se agrietan quedan marmoleados.
INGREDIENTES: Huevos, pieles de cebolla, te negro (o granos de café)
ELABORACIÓN: en la olla de cocción lenta pondremos agua a baja temperatura e introducimos los huevos, el té en bolsitas, y las pieles de cebolla. Tapamos y dejamos hacerse 5 horas.
Pasado este tiempo sacamos los huevos, vemos que se han teñido las cáscaras y les damos unos golpes para cascarlos un poco si los queremos marmoleados.
Volvemos a ponerlos en la olla con un chorreón de aceite de oliva y los dejaremos a baja temperatura otras 5 horas.
Los retiramos y se sirven. Podremos conservarlos en el frigorífico máximo 2 días.
Hoy he preparado una ensalada con lechuga, cebolla morada, tomates, arroz basmati, pimiento y rábano, aderezado con aceite de oliva AOVE y zaatar.