A 5 minutos del metro de Moyua, en la céntrica calle de Henao, se encuentra la taberna vasco-asiática que desde su apertura ha estado marcando tendencia en la capital bizkaina. Su discurso es el de una cocina tradicional vasca renovada y fusionada con la gastronomía asiática. Tailandia, China, Japón, India son los países que podemos encontrar en su carta.
Su cocina está abierta, una cristalera la separa de la sala, desde la que ofrecen y llenan comedor con sus menús del día, por 18,00 €. También disponen de una variada carta, cómo no, de la que algunos platos cambian mes a mes, dándote la oportunidad de degustar algo nueo cada vez que vas, una sensación refrescante, y sus correspondientes menús degustación, de 7 y 9 pasos, económicos, concretamente a 35,00 € el de 7 pases y a 42,00 € el de 9, y de los que voy a entrar en materia en este post. En la pequeña barra a la entrada podrás disfrutar de pintxos y raciones, ya no tan económicas como las anteriores.
El menú degustación se sirve al centro de la mesa, a compartir, teniéndolo que repartir tú mismo entre tu compañero y tú, el camarero no se molestó en ello. Es cierto que, mientras que los menús degustación habituales son medias raciones las que se sirven, en el Kimtxu se trata de raciones completas, por lo que no dejan de ser dos degustaciones; pero es incómoda la sensación de pagar 70,00 € por dos menús que, cara a los comensales, han parecido uno solo. Personalmente, creo que es recomendable que en cocina se molesten de organizar las medias raciones, en platos individuales o siendo el servicio el que se encargue de repartir en la mesa, para que cada comensal tenga la sensación de estar disfrutando su propio menú, por el simple hecho de que a la hora de pagar, éste, esté convencido de que realmente ha merecido la pena, que Kimtxu, ya la merece de por sí.
Como en toda buena taberna, los manteles son individuales de papel, con la pequeña gracia de ser anuncios de un peródico chino local, con el nombre del restaurante por titular. De aperitivo, nos sirvieron un chupito de caldo de cocido con miso, el cual no se apreciaba pues, al tratarse de una pasta de soja y arroz fermentadas, potencian el ya potente sabor del caldo, y el miso pasa a un segundo e incluso tercer plano. De todas formas, se trata del aperitivo, un detalle, y no voy a ponerme tan quisquilloso... El menú de 7 pases consta de 3 entrantes, dos principales (pescado y carne), un pre-postre (del que quiero hacer varios comentarios) y el postre.
El primer entrante fue el plato que más me gustó de todo el menú. Un tar-tar de atún con aguacate, muy suave, muy fresco, con aliño de yema de huevo y mostaza, bastante ligero, que casaba perfectamente con el atún y le daba esa chispita que hace de un tar-tar algo especial, y topping de tobikko (huevas de pez volador), y cebolleta picada. Muy común en este tipo de platos y de influencia japonesa. No nos hubiera importado repetir, si váis a la carta pedirlo, de verdad, muy bueno.
El segundo entrante me desilusionó en comparación al primero, seguramente por gustos personales. Se trataba de berenjena asada con queso azúl, nueces, anguila y salsa teriyaki (aclarar que ésta es la explicación que nos dio el camarero, pero en la carta aparece con chicharro, no con anguila). La berenjena asada estaba sosa, la anguila podría brillar por su ausencia perfectamente, estaba ahí sí, por que la veía entre la capa de alga nori en juliana que coronaba cada berenjena, pero no tenía mucho sabor... Y si se trataba de chicharro, tal y como ponía en la carta que era el plato, peor aún, porque ya es difícil dejar un chicharro sin sabor. El queso azúl enmascaraba todo el sabor del plato.
El tercer entrante volvió a subir el listón. Samosas de cordero con salsa de chile, yogurt y cilantro. Otro gran acierto. Las samosas muy crujientes, nada aceitosas y potentes de sabor. Buen tamaño también. La salsa de yogurt suave, muy poco picante, y con el toque refrescante justo de cilantro.
Antes de seguir quiero destacar la originalidad de la vajilla, todos los platos diferentes, vivos, tradicionales de cada país en el que el alimento está basado, e incluso, te sacan una sonrisa. Un pequeño toque de gracia que da la sensación de una comida tradicional modernizada y, con un toque viejuno. Divertida. Me gustó.
No tuvimos que esperar mucho para el pescado. Merluza al vapor, servida en una vaporera tradicional de bambú, con base de arroz glutinoso al jengibre. La merluza rica, graciosa, jugosa, se comía con facilidad. Es difícil que una merluza quede mala, y ésta era de calidad. Nada que añadir. El arroz, con demasiado jengibre. El jengibre, en su justa medida, da un toque refrecante, una pequeña chispa, pero en exceso puede estropear un plato, darle sabor a colonia, lo mismo pasaba en la carne con el cilantro. Se trataba de una picaña de ternera al curry rojo, una carne que, normalmente, resulta muy dura, pero que hehca picadillo y con la cocción adecuada puede ser muy tierna y jugosa, como en este caso. El curry rojo muy rico, picante en su justa medida, pero las hojas de cilantro enteras y a puñados por todo el plato lo estropearon.
Vamos con el pre-postre, que no debería de considerarse uno de los 7 pases del menú. Es cierto que muchos menús degustación constan de un pre-postre y un postre, pero éstos van diferenciados. Nos sirvieron ambos a la vez, dando la sensación de que tenían prisa para que nos marcháramos. Y mas que un pre-postre parecía el acompañamiento del postre... Un chupito de fresa con un xantazo de la hostia. La Xantana es una de las famosas "texturas" de Ferrán Adriá, un extracto de alga, la proteína pura de ésta, que es muy común utilizarla en cocina para estabilizar salsa, que no se corten, o incluso darles algo de cuerpo, el agar agar pero a lo grande. Al igual que todas las gelatinas procedentes de algas, la xantana es muy glutinosa, y adquiere una textura de moco cuando se utiliza en exceso. El chupito de fresa parecía moco, era denso.
El postre, bueno, fifty fifty, no decía nada en especial. Una mousse de chocolate que no era mousse, era argamasa, muy densa, muy fuerte, acompañado de botones de crema de cacahuete que siempre casa genial con el chocolate y le daba mucha gracia al postre, una cremita de naranja muy sabrosa, muy rica, y una tierra de galleta, un crumble de almendra bastante rico.
KIMTXU: HENAO KALEA 17, 48009 - BILBAO
PRECIO MEDIO POR PERSONA: 35,00 € - 42,00 € (MENÚS DEGUSTACIÓN)
PRECIO MEDIO POR PERSONA A LA CARTA: 45,00 €
PRECIO MEDIO POR PERSONA MENÚ DEL DÍA: 18,00 € - 20,00 €
HORARIO: DE LUNES A SÁBADO DE 13:30 A 16:30 Y DE 20:30 A 23:00 (VIERNES Y SÁBADO A 23:30) - DOMINGOS CERRADO.
APARCAMIENTO: CENTRO DE BILBAO, PARKING DE PAGO CERCANO, OTA, PARKING GRATUITO MUY DIFÍCIL DE ENCONTRAR.
VALORACIÓN THE TRAVELLER COOK PARA RESTAURANTES: 3 TENEDORES DE 5 (MERECE LA PENA)
Si eres fan de la cocina asiática y te apetece probar platos de diferentes países Kimtxu es la opción más leal a esta milenaria gastronomía. Una buena opción para comer algo diferente de vez en cuando, pero más te vale que te guste el cilantro y el jengibre.