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Por: RedacciónUn café con leche de camella por favor. Puede que ésta sea la frase más escuchada cada mañana en las cafeterías de moda de Los Ángeles, Nueva York o Miami. Pues en Estados Unidos ya es una realidad, dónde ya puedes verla en supermercados, cafeterías, pastelerías e incluso en los menú degustación de los restaurantes más chic de la ciudad, incluidos entre ellos varias Estrellas Michelín.
Este alimento originario de las zonas desérticas de Asia y el norte de África es considerado un superalimento; y, aunque no es habitual verlo en España, esta tendencia llegada desde el otro lado del charco ya está empezando a hacerse notar en algunos comercios y plataformas de venta online como Amazon.
Puede que suene exótico, un producto completamente inusual para el consumidor occidental. Lo cierto es que el ser humano lleva consumiendo la leche de camella desde hace más de 6.000 años. "La leche de camella es un producto de consumo tradicional muy apreciado en la dieta de los países de Oriente Medio, una bebida que, por ejemplo, se incluye en el protocolo de bienvenida de los jefes de estado" dice Elena Díaz-Medina, responsable de proyectos del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), en una entrevista para El País.
La Unión Europea ha invertido fuertemente en lo que Díaz-Medina ha denominado como el oro blanco. El interés por la leche de camella no nace sólo por sus similitudes a la leche humana, en la falta de β-lactoglobulina, una de las principales proteínas que forman parte en el desarrollo de las alergias e intolerancias a la leche de vaca; también por su huella ecológica. La alta capacidad productiva de los camellos en zonas desérticas podría contribuir a disminuir el porcentaje de tierra utilizada para la ganadería bovina y el cultivo de alimentos destinados a este tipo de industria.
El sabor, ligeramente más suave al de la leche de vaca, muy similar a ésta, y con matices dulces o salados dependiendo del tipo de alimentación que haya recibido el animal, también es uno de los factores que han hecho que el consumidor haya prestado especial interés en la leche de camella, que resulta ser espumosa recién ordeñada.
Aunque todavía hay pocos estudios sobre este tipo de leche, entre ellos el que la Universidad Autónoma de Barcelona realiza desde 2004 en el zoológico de Fuerteventura, dónde se encuentra la mayor población de camello africano de Europa; todos coinciden en que se trata de un producto de alto nivel nutricional. La especialista confirma que, "en comparación con la leche de vaca, la de camella presenta una cantidad de proteína similar, pero algo menos de grasa y un ligero incremento en los niveles de lactosa." Además de ser más fácil de digerir, algunos de los estudios afirman que el contenido de vitamina C es 5 veces mayor a su competidora, lo mismo ocurriría con el hierro que se presenta multiplicado por 10.
Según un estudio publicado en 2007 en la revista Diabetes Research and Clinical Practice en el que se observaba la ausencia de diabetes en la comunidad Raica, formada por pastores del noroeste del Rajastán, en India dónde ahora se está llevando a cabo la producción del primer vino de hojas de olivo del mundo, la leche de camella podría estar directamente relacionada con este hecho. Conforme a un artículo publicado en la revista European Journal of Clinical Nutrition los pacientes de diabetes de tipo 1 conseguían reducir las cantidades de insulina que se inyectaban tras consumir 2 vasos de leche de camella al día tras un largo período de tiempo.
Pese a que ya se comercialice en Europa con este producto, todavía no existe una normativa específica para él, lo que supone un problema de seguridad. En sus países de origen, es costumbre consumir la leche cruda y sin pasteurizar, habiéndose encontrado en las bebidas analizadas patógenos animales que podrían suponer un problema para la salud, además de haberse visto estrechamente relacionada con Síndrome Respiratorio de Oriente Medio. La mayoría de la leche d camella vendida en Europa podemos encontrarla en polvo, aunque ya hay países como Reino Unido en la que podemos encontrar tanto pasteurizada como cruda. Es por ello que, ante la duda, se aconseja hervir la leche antes de consumirla.