Es una pena que no conserven, después de pasar por el horno, ese bonito color rosa intenso. Vamos a investigar un poco sobre ello porque sería genial que, además de estar buenísimas de sabor, mantuviesen tan espectacular color.
Tienen un extraordinario sabor y veras que si las dejas por ahí vuelan!
Ingredientes:
2 huevos.
150 gr. de azúcar.
50 gr. de aceite de girasol.
1 cucharilla de canela en polvo.
1 cucharilla de pasta de Jengibre.
1 cucharilla de vainilla.
1 haba tonka rallada.
200 gr. de remolacha cocida ralladada.
1oo gr. de harina de repostería.
70 gr. de harina integral.
10 gr. de levadura en polvo.
Empezamos batiendo los huevos con el azúcar. Cuando tengamos una mezcla blanquecina, añadimos el aceite, la canela en polvo, la cucharilla de pasta de jengibre, una cucharilla de vainilla líquida y el haba tonka rallada. Si no encuentras haba tonka, no te preocupes, puedes cambiarla por algo más de canela o de vainilla. Lo mezclamos todo muy bien ayudándonos de un tenedor o unas barillas.
Rallamos la remolacha y la añadimos tambien al bol. Mezclamos hasta que todos los componentes estén bien integrados.
Añadimos para finalizar la harina integral, la levadura química y la harina de trigo y vamos integrando estos últimos ingredientes, mediante movimientos envolventes, hasta obtener una crema gruesa.
Rellenamos los moldes, que habremos puesto sobre una bandeja de horno, con la crema obtenida y cuidando de dejar un dedo hasta el borde pues en el horno crecerán un poco y no queremos que se nos desborden.
Introducimos la bandeja con los moldes llenos en el horno precalentado a 180 º C durante unos veinte minutos. Para asegurarnos de que realmente están listas podemos pincharlas con un palillo y ver que éste sale seco.
Dejaremos enfriar, sobre una rejilla y sin desmoldarlas, y eso es todo. Ve preparando un café porque están listas para comer!