Hace poco que visité Euskadi por segunda vez, y debo reconocer que en ambas ocasiones volví enamorada de esa tierra. La belleza y variedad de su paisaje, su cultura y tradiciones, la hospitalidad de su gente, su lengua peculiar y fascinante, y por supuesto su extraordinaria gastronomía, son motivos más que suficientes para prometerme a mí misma que repetiré ese destino en cuanto tenga ocasión
Podía escoger entre infinidad de elaboraciones, pero últimamente he tenido poco tiempo para dedicarle al blog, y además me he dado cuenta que las entradas que más gustan a mis lectores son las de repostería, así que pensé que la Pantxineta era una opción perfecta para la ocasión al tratarse de un postre delicioso que se prepara muy fácilmente. Al parecer tiene su origen en la afamada confitería Otaegui de Donostia, y fue creada allá por el año 1915, según se recoge en el libro de Jose Mª Gorrotxategui, “Historia de la confitería y repostería vasca”.
Estos son los ingredientes que emplearemos en su elaboración:
Dos láminas de hojaldre (redondas en mi caso)
Un buen puñado de almendras picadas o fileteadas
Un huevo batido
Para la crema pastelera: (con estas cantidades yo rellené la Pantxineta y aún me sobró crema suficiente para otra más pequeña… ya veis… a lo grande, yo soy así, mejor que sobre que falte, jejeje).
Un litro de leche
Cinco yemas de huevo
150 g de azúcar
Unos 80 g de harina de maíz
La piel de un limón (sin la parte blanca)
Una rama de canela
La crema pastelera conviene prepararla con suficiente antelación para que esté fría y consistente a la hora de rellenar el hojaldre. Yo suelo prepararla de víspera. Pongo la leche a calentar en un cazo con la piel de limón y la rama de canela, y cuando quiere romper a hervir la retiro del fuego y la dejo infusionar hasta que entibie un poco.
Entretanto podemos ir separando las yemas de las claras, y las batimos con el azúcar.
Añadimos después la harina, y a continuación la leche colada. Integramos bien todos los ingredientes y llevamos la mezcla de nuevo al fuego.
Removemos constantemente para que la crema no se nos pegue al fondo del cazo, y aguardamos a que alcance la consistencia adecuada, teniendo en cuenta que al enfriar siempre espesará un poco más. La retiramos del fuego cuando esté en su punto ideal, la cubrimos con una capa de papel film al contacto y la dejamos templar para luego meterla en el frigorífico.
Al día siguiente extendemos la primera lámina de hojaldre y pincelamos su borde con huevo batido. Cubrimos su superficie con una abundante capa de crema pastelera y tapamos con la otra lámina de hojaldre cerrando bien los bordes. Volvemos a pintar toda la superficie con huevo batido, y a continuación esparcimos las almendras de modo generoso.
Llevamos al horno, que tendremos precalentado, a 180º por espacio de una media hora (el tiempo, como siempre os digo, dependerá de cada horno). Cuando nuestra pantxineta esté doradita la sacamos y esperamos a que se entibie. Podéis degustarla ligeramente templada, o si no sois muy impacientes fría de la nevera, en ambos casos está deliciosa.
Mirad que pinta más divina tiene, ¡os aseguro que está como para chuparse todos los dedos!
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Como dije al principio, tengo muy buenos recuerdos de Euskadi. Hice un montón de fotos durante mis visitas, aquí os dejo unas pocas a modo de homenaje a esa preciosa tierra
“¡Pantxineta!” también está disponible en audio en iVoox.
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