4 raciones
INGREDIENTES
210 g de harina de fuerza
90 g de maizena
100 g de espinacas congeladas
1 cucharada de aceite
2 huevos
ELABORACIÓN
Calentar las espinacas en agua hasta que se descongelen. Una vez listas, colar en un colador y dejar escurrir, apretando un poco para que pierdan la mayor cantidad de agua posible.
He utilizado espinacas trituradas, pero si son enteras, han de triturarse. Cuando estén bastante pequeñas, separar 70 gramos y hacerlos puré.
Cuando tengamos el puré, lo mezclamos con la harina, la maizena, el aceite y los huevos hasta que formen una masa que deje de pegarse a las manos.
A continuación, lo envolvemos en un film transparente y lo dejamos reposar unos 15 minutos en la nevera.
Pasado el reposo, tomamos la mitad de la masa y, sobre una superficie enharinada, la estiramos un poquitín con el rodillo.
Después, la vamos pasando por la máquina de pasta por la separación más gorda. cuando acabemos, echamos un poco de harina por los dos lados y doblamos cada lado hacia el centro y, luego a la mitad.
Después, volvemos a pasar por la máquina colocando los extremos sin doblar sobre los rodillos.
Repetimos los pasos 6 y 7 hasta que tengamos una masa lisa.
Cuando esté ya lisa, comenzamos a estrechar los rodillos. Pasando una vez la masa por cada uno de los niveles. Depende del grosor que queramos darle a la pasta, pero lleguemos al que lleguemos no debemos de saltar niveles. Mi máquina va del 1 al 7, el grosor que más me gusta es el 6, pero depende de la máquina.
Si vemos que la masa se pega, ir poniendo harina por ambos lados.
Una vez que tengamos la masa estirada, podremos hacer la pasta que deseemos.
En esta ocasión hemos hecho ravioli rellenos de queso de cabra y pimiento caramelizado: ver receta.
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