Visitar Extremadura y pasear por La Vera (Cáceres) en ésta época otoñal se puede disfrutar viendo sus valles, las abruptas cumbres de Gredos, junto a los cursos de las gargantas y las ricas vegas bañadas por el río Tiétar donde se cultivan grandes extensiones de plantaciones de pimientos para pimentón.
El pimentón de la Vera, es el producto con denominación de origen resultante de la molienda de pimientos rojos de las variedades Ocales, Jaranda, Jariza, Jeromín, y Bola. Fue introducido en España procedente de América en el siglo XV y fueron los monjes Jerónimos los que comenzaron a cultivarlos en el Monasterio de Yuste (Comarca de la Vera). Guardado el secreto celosamente tras las piedras del claustro, poco a poco llegó a elaborarse el “oro rojo” fuera de los conventos.
Desde entonces los campos de pimientos con sus frutos de color rojo intenso, los secaderos humeantes, el olor a humo de leña de encina, el aroma ahumado inigualable del pimiento molido, único y especial en nuestras cocinas, forma parte de la historia de la gastronomía española, del sabor de los platos de antaño, un producto indispensable en mis recetas, en los platos tradicionales malagueños y en “Mi cocina”.
En ésta ocasión he preparado un pollo asado, que conforme se iba haciendo me ha ido recordando el olor que desprende mi cocina cuando preparo manteca “colorá” o una orza de lomo en manteca (pueden ver las recetas en el buscador del blog o bien pinchando en platos tipicos malagueños), donde igualmente es indispensable un buen pimiento molido.
¿Cómo lo hice?
Partir el pollo por el espinazo, abriéndolo en una pieza, salar y colocarlo en una fuente especial para horno.
Precalentar el horno a 180º C.
En un bol poner aceite de oliva virgen extra (medio vaso), echar tomillo fresco y una cucharada de pimentón de La Vera (pimiento molido) dulce.
Pintar el pollo con una brocha, procurando que quede bien cubierto y hornear unos 45 minutos aproximadamente (dependiendo del grosor del pollo y del horno), regando de vez en cuando con la salsa.
Acompañar con patatas fritas ó puré y con verduras variadas al vapor.
¡¡ Buen provecho !!
Tradición y sabiduría se dieron la mano para acunar, desde la infinita calma del monasterio, el más preciado tesoro que los Jerónimos podían regalar a los sentidos: el pimentón de la Vera