Nosotros lo servimos en vasitos pequeños pero, si tus comensales son golosos, sírvelo en copas o vasos más grande. Pero, sobre todo, no dejes de probarlo, te va a encantar.
Ingredientes:
200 gr. de castañas frescas
6 castañas confitadas
1 boniato mediano
Azúcar, canela y piel de naranja
Vainilla y mantequilla
Nata montada (crema de leche)
Asamos las castañas a fuego fuerte en el horno con un corte en la cáscara durante 5 minutos y las pelamos bien.
Ponemos las castañas peladas en una cazuela con 2 vasos de agua, la piel de media naranja, 6 cucharadas de azúcar y 1 rama de vainilla a cocer durante una hora. Sacamos las castañas a una procesadora y con parte del líquido de cocción las convertimos en una crema fina y dulce. Reservar el resto del almíbar obtenido en la cocción.
Ponemos el boniato pelado y troceado a hervir. Cuando esté tierno lo batimos añadiéndole una nuez de mantequilla y parte del líquido resultante de cocer las castañas que habíamos reservado. Debe quedar una crema fina y dulce.
Removemos la nata montada (crema de leche) con un tenedor hasta obtener una crema algo más líquida que nos permita ser vertida en los vasitos o las copas, podemos aligerarla también mezclándole algo de nata (crema de leche) líquida. Esta es la textura que deben tener también las cremas que hemos obtenido anteriormente de castañas y de boniato cuando vayan enfriándose.
Cuando las cremas de castaña y boniato estén tibias preparamos los vasitos y ponemos en el fondo de cada uno una castaña confitada (obtendréis la receta pinchando sobre ellas en la lista de ingredientes). Sobre la castaña vertemos parte de la crema de castañas hasta rellenar algo más de un tercio del vasito.
Luego pondremos parte de la crema de boniato y sobre ella otra parte de nata (crema de leche). Espolvoreamos una pizca de canela sobre cada uno de ellos y los ponemos en la nevera hasta que vayamos a servirlos.