La cocina es la alquimia de amor (Guy de Maupassant, escritor francés 1850-1893)
Cuando alguien me dice: eres cocinera. Automáticamente respondo que no lo soy. No, no soy cocinera, soy un ama de casa que le gusta cocinar y compartir lo que preparo en mi cocina.
Cocinar es un duro y arduo trabajo que me hace admirar a aquellas mujeres que lo son, que llegando a cocinar hacen de ello su profesión: cocineras o chefs, que se ganan la vida entre fogones y que por el hecho de ser mujer les resulta extremadamente más difícil llegar a la cúspide, máxime siendo esposa y madre. ¿Cómo compararme con ellas? ¿Cómo llamarme cocinera?....imposible, ni muchisimo menos estoy a su altura.
Según el diccionario “Larousse Gastronomique” el chef es el organizador y coordinador del trabajo en la cocina que gestiona. Indica que es a quien le corresponde en definitiva no sólo la concepción de los platos, de la carta, la responsabilidad de elaborar una receta o de organizar un equipo en una gran cocina; ser chef es elegir el mejor producto, trabajar con tesón, jugar con las texturas y sabores con el objetivo de satisfacer a sus comensales.
Estoy totalmente convencida de que ser cocinero requiere no sólo conocimiento, estudios, organización, creatividad, motividad, personalidad, sensibilidad y paciencia unida a la valentía para emocionar con sus platos. Porque en definitiva cocinar es arte, es transmitir sensaciones, es descubrir a la vez que tradición, pero ante todo es respetar, es dar el alma en cada receta.
Y ser cocinera en un mundo dominado por hombres, ellas añaden pasión, ganas y constancia, sentimiento y mucho más esfuerzo, .
Y ella lo sabe bien, hizo de los fogones su profesión y sin darse cuenta la cocina de los restaurantes en los que trabajaba y trabaja (Cocinera en el Parador Nacional de Gibralfaro, Málaga) fue su hogar. Es malagueña de adopción y de corazón, apasionada de las letras, estudiante aún de Historia del Arte y luchadora por defender a las mujeres a fin de que logren llegar a ser conocidas y reconocidas como grandes chefs en la alta gastronomía. Y entre ellas, nadando contra corriente en un mundo de hombres, luchando por dar una mayor importancia a la mujer en la cocina profesional: Guadalupe Montejo.
Ella logró coger la “sartén por el mango” y fundó AMUCO (Asociación de Mujeres Cocineras de Andalucía), dándole visibilidad a las féminas cocineras, integrada por una veintena de profesionales, del que ella es presidenta. Al mismo tiempo colabora en ése extremo con la Organización Internacional de Cocineros “EUROTOQUES”.
Ellas son un ejemplo a seguir, son “mis” cocineras, mis grandes amigas, luchadoras, cocineras a las que admiro y sigo, mujeres que se comen Málaga con su arte gastronómico: Charo Carmona, Cristina Cánovas, Irene Garrido, Puri Morillo, Reyna Traverso, Maria Schaller, Raquel Garcia, Alejandra Pérez, Meme Rodriguez, Evelyne Ramelet.y tantas, tantas otras.
Su familia es propietaria de LIGULA RESTAURANTE Tradicional, donde no sólo se puede encontrar la cocina más vanguardista, sino que ha conseguido deleitar a sus clientes con ésa gastronomía malagueña de recuerdos, de añoranzas, recuperando tradición, una cocina que alimenta no sólo el cuerpo, también el alma.
Allí probé por primera vez el potaje de lentejas con un toque andalusí que nunca había utilizado en los potajes: el comino. Sigo sus pasos y así preparo un potaje de lentejas al estilo de Lígula.
¿CÓMO LO HICE?
INGREDIENTES:
2 tazas de lentejas pardiñas, 5 tazas de agua, media cebolla, cuatro dientes de ajo, un tomate, un pimiento tipo italiano, una cucharada pequeña de comino en polvo, una cucharada pequeña de cúrcuma en polvo, una cucharada pequeña de pimentón dulce, 2 hojas de laurel, sal, un chorizo, un trozo de morcilla (tipo Ronda), una zanahoria, aceite de oliva virgen extra.
LOS PASOS A SEGUIR:
Asar en el fuego (se puede realizar en la vitroceramica sin ningún problema) los dientes de ajo. Pelar y cortar en rodajas la zanahoria.
Picar en trozos pequeños el tomate, el pimiento y la cebolla. En una sartén echar aceite de oliva virgen extra de forma que cubra el fondo y sofreír la verdura, pochándola a fuego medio. Apartar del fuego y agregar el pimiento molido. Remover todos los ingredientes.
Una vez hecho el refrito, echar un poco de agua y pasar por la batidora de forma que quede lo más fino posible.
Echar agua en una cacerola, más o menos hasta la mitad de su contenido y llevar a ebullición agregando el refrito pasándolo previamente por un colador, la cucharada de cúrcuma, la cucharada de comino, las lentejas, el laurel y salar al gusto. Agregar los trozos de zanahoria y los trozos de chorizo.
Dejar cocer a fuego lento una media hora aproximadamente. Apagar el fuego, añadir la morcilla troceada y dejarlo reposar en el calor de la vitroceramica.
Probar la cochura de las lentejas, con cuidado de que no se hagan demasiado e intentando conseguir la textura del caldo deseada.
¡¡ Con pasión se alcanza metas.....y Lupe llegará a donde se proponga en la cocina !!