¡Las torrijas!
Yo nunca me canso de comer torrijas, son uno de mis dulces favoritos y, aunque hay mil versiones porque en cada casa se hacen con una variante, como pasa con casi todos los platos tradicionales.
La base es siempre pan, originariamente "pan de ayer" empapado en leche (en algunos sitios en vino), rebozado en huevo y frito.
Luego pueden bañarse con un almíbar, espolvorearse con canela y azúcar, remojarse en leche... esas son las variantes que yo conozco de personas cercanas, pero seguro que hay mil más.
La receta de torrijas que yo he heredado de la abuela de los cachorritos está ya en este blog. Podéis verla aquí.
Salvo la parte de la fritura que salta mucho como siempre que ponemos en aceite algo muy húmedo, es una receta perfecta para cocinar con los cachorritos. Ellos pueden disolver el azúcar en la leche, remojar el pan en la leche, espolvorear el azúcar y la canela y, por supuesto, ir testando.
Recuerdo con verdadero cariño estos momentos en la cocina con mi madre y, por eso, intento repetirlos con los cachorritos. Aunque el mayor se deja poco.
El caso es que las primeras torrijas de la temporada se cogen con muchas ganas. Este año ya hemos hecho una tanda y las primeras, aún calentitas, cayeron de maravilla. Los dos días siguientes, para merendar o después de cenar, también.
Pero luego, quedaron un par de ellas en el táper, ahí, un poco tristes y secas. ¿Qué hacer con ellas?
Fue entonces cuando descubrí esta receta de pudin de torrijas en el blog de Chus, Para estar por casa. Si aún no lo conocéis, ya estáis corriendo a ve la cantidad de maravillas que salen de sus fogones, esta chica es una auténtica artista.
Total, que ya sabía yo lo que tenía que hacer con esas torrijas, ¡este fantástico pudin! Una especie de flan, pero algo diferente, los púdines llevan entre sus ingredientes, además de huevo, leche y azúcar, pan, bizcocho u otro tipo de preparados que han quedado secos. Son, por tanto, ideales para reutilizarlos y darles una nueva vida.
1 litro de leche
3 huevos
1 cucharada de maizena
4 cucharadas de azúcar
1 mandarina
2 o 3 torrijas "viejas"
Para el caramelo: 2 cucharadas de azúcar y unas gotas de agua
Precalentamos el horno a 180º.
Lavamos bien la mandarina, la pelamos y reservamos la pulpa de la fruta.
Calentamos la leche en un cazo, junto con el azúcar y la piel de la mandarina. Llevamos a ebullición con cuidado de que no se nos agarre, hasta que el azúcar esté disuelto. Dejamos infusionar unos minutos para que se impregne del aroma de la piel de mandarina.
Picamos las torrijas bien menudas. Yo lo hice con ayuda de una picadora. Incorporamos a la leche caliente para que se empapen bien.
En un bol, batimos los huevos junto con la mandarina a la que habremos quitado previamente las hebras blancas y los pipos, si los tiene, hasta que comiencen a espumar. Añadimos la cucharada de maizena y volvemos a batir para que se disuelva bien. Puedes ayudarte de la batidora de mano u otro utensillo.
Para hacer el caramelo: en un cazo ponemos al fuego las dos cucharadas de azúcar. Cuando empiece a derretirse, removemos el cazo (mejor mover el cazo que introducir cualquier utensillo en él, porque se quedará el azúcar pegado) para que se caliente todo más o menos a la vez. Añadimos con cuidado unas gotas de agua. Pasamos este caramelo al molde en el que coceremos el pudin y esperamos un par de minutos hasta que solidifique.
Retiramos la piel de mandarina de la infusión de leche y lo mezclamos con los huevos. Una vez bien integrada la mezcla, la volcamos en el molde caramelizado y llevamos al horno, al baño maría, durante 50-60 minutos o hasta que esté cuajado (lo comprobaremos igual que en los bizcochos, pinchando el centro con un palillo)
Para desmoldar, tenemos que esperar hasta que esté templado.
Puedes aromatizar la leche también con una ramita de canela, pero mis torrijas llevan bastante canela (es un defecto que tengo, ¡me encanta esta especia!), así que no me hizo falta.
También puedes modificar la cantidad de azúcar; con las que os indico sale un pudin no demasiado dulce porque a mí los dulces muy dulces me empalagan y no soy capaz de comérmelos, pero eso va en gustos.
¿Que os parece esta otra forma de comer torrijas? ¿Te animas a prepararla ahora que la semana santa está a la vuelta de la esquina?