Estoy muy contenta de haber encontrado esta receta porque gracias a ella también he descubierto el blog de Victòria, que tiene recetas estupendas.
Pero me estreno copiándole ésta porque me parece que valia mucho la pena que vierais que es tan sencilla como ella la explica, y que el pan queda rico, con una costra crujiente y una miga tupida (de las que me gustan a mí) y que, sobre todo, no requiere de nosotros más de 10 minutos de trabajo. El resto se hace solo.
El pan de la foto ha salido de un poco más de la mitad de la masa de la receta y pesa unos 430gr. Ya tenemos la cenita de hoy :)
Con esta receta no os quiero decir que no tengamos que intentar hacer panes más elaborados (en poco tiempo me he comprado 2 libros para aprender a hacer panes de varios tipos). La gracia del pan hecho en casa es probar recetas diferentes, mezclas diferentes, fermentaciones, cocciones y amasados diferentes. Pero ésta es una buena alternativa para tener siempre pan recién hecho.
Bueno, vamos al lío.
Ingredientes:
- 500 gr de harina floja
- 340 ml de agua templada
- 11 gr de levadura seca de panadería
- 11 gr de sal fina
Preparación:
Ponemos en un recipiente alto de plástico con tapa o que podamos tapar el agua con la levadura y la sal. Lo removemos con una cuchara de madera y le añadimos la harina.
Ahora lo removemos con la cuchara un poco más y, cuando se haya absorbido toda el agua lo acabamos de incorporar con las manos. Ya veréis que con 4 ó 5 movimientos queda todo incorporado. No hay que amasarlo.
Lo tapamos y lo dejamos reposar 2 horas. Veréis que ha aumentado mucho de volumen.
Ahora ya podremos hornearlo o reservarlo.
Si lo horneamos ahora, precalentaremos el horno a 220º C y pondremos un recipiente con agua en la parte de abajo del horno y, si tenemos una piedra o una placa para el pan, la pondremos a calentar dentro también. Cuando la temperatura sea la adecuada tomaremos una porción de la masa, la moldearemos un poco con las manos estirándola y doblándola hacia abajo y la colocamos sobre la piedra o la plancha caliente.
Le hacemos un dos o tres cortes encima y enharinamos un poco. Yo le he añadido un poco de sal.
La llevaremos a cocción por unos 30 minutos. Si le añadís unos minutos de ventilador se le hará más costra (ñam… lo hice ayer con unas barritas que hice con la misma masa).
El resultado está la mar de rico, ya lo veréis.
Si por el contrario decidís reservar la masa, la lleváis a la nevera y la sacáis y moldeáis unos 40 minutos antes de hornearla.
Lo prometido. Fácil, ¿no?
¡Que aproveche!