INGREDIENTES PARA 40/45 ROSQUILLAS:
500 gr. Harina de repostería
3 Huevos
100 ml. Aceite de Oliva
150 gr. Azúcar
60 ml. Anís dulce
1 cucharadita Anís en grano
1 sobre levadura química Royal (16 gr.)
Ralladura de Naranja y Limón
Aceite de Girasol para freír
Azúcar y Canela en polvo para rebozar
1 Pizca de Sal
ELABORACIÓN:
Separaremos las yemas y las claras. Con unas varillas eléctricas, montaremos las claras con una pizca de sal hasta conseguir el punto de nieve.
En otro recipiente pondremos las yemas de huevo con la mitad del azúcar y las batiremos hasta que queden blanquecinas.
Añadiremos el resto del azúcar, la ralladura de naranja y de limón, el anís en grano, el aceite de oliva y el anís dulce y lo batiremos hasta que quede bien integrado.
Esta mezcla la mezclaremos poco a poco con las claras montadas con movimientos envolventes, de abajo hacia arriba, procurando que no se bajen las claras.
Mezclaremos la harina con la levadura química. Tamizaremos y la agregaremos en varias veces a la mezcla que hemos preparado. La integraremos con la espátula y finalmente cuando la masa esté un poco dura, la sacaremos del bol y acabaremos de amasar con las manos. Esta masa es un poco pegajosa pero a medida que amasemos se irá despegando.
Haremos una bola y la guardaremos dentro del bol, que hemos untado con un poco de aceite y tapada con papel film durante una hora, en el frigorífico.
Después haremos unas bolitas con la masa, aplanaremos un poco cada bola y con un dedo haremos un agujero en el centro, dándole la forma de buñuelo y as pondremos en una bandeja grande.
En una sartén honda calentaremos el aceite de girasol. Hay que ponerle una buena cantidad de aceite para poder freír los buñuelos y no se queme el aceite. Una vez el aceite esté bien caliente echaremos los buñuelos y los freiremos por los dos lados. Es importante no poner muchos buñuelos ya que el aceite se enfría con facilidad.
Hemos preparado una bandeja con azúcar en grano y canela molida y una vez saquemos los buñuelos de la sartén, los rebozaremos. Hemos de rebozarlos a medida que los saquemos, ya que si enfrían no quedan bien rebozados.