Últimamente me pasa un poco como cuando te cambias el coche. Que desde el momento en el que te decides por uno en concreto pasas a ver ese mismo coche por todas partes.
No es que todo el mundo empiece a comprar el mismo en el momento en el que hemos elegido al candidato, pero sí prestamos más atención a ese coche en concreto y por eso vemos más.
No me voy a cambiar el coche, pero es que me pasa exactamente eso con la masa sablé breton.
Últimamente la veo hasta en la sopa. Todos los postres llevan base de esta masa.
Seguramente ya se usaba mucho antes pero yo la he descubierto recientemente. ¡Y vaya descubrimiento! Es muy fácil de hacer, muy rápida y muy rica. Vamos, parece inventada expresamente para mi :)
Además esta masa espero que pronto me reserve una sorpresa agradable… pero hasta ahí puedo leer. De momento. Con lo discreta que suelo ser, pero parece mentira cómo me cuesta no irme de la lengua a veces. En fin, ya os contaré de qué va este misterio.
Para esta tarta usé la masa sablé que tienen en Gastronomía y Cía. ¿Hay algo que no tengan ellos? ;)
Además es que sus recetas son de las que salen bien. Eso no siempre es así, incluso a veces con recetas de personas que dicen ser profesionales te llevas sorpresas. Hay que ir con cuidadito con esto.
En Gastronomía y Cía. nos cuentan que esa receta es una aproximación a la de Paco Torreblanca en su libro de La Cocina Dulce y eso siempre es un plus de confianza.
Veréis que esta tarta os va a sorprender porque, con tan poco esfuerzo, con tan poco tiempo y con ingredientes tan básicos podemos hacer un pastel que entra por la vista a la primera, que es más equilibrada de lo que pueda parecer (buena parte de ella es fruta al natural) y que está tremendísimamente buena para chuparse todos los dedos (los propios y los del compañero de mesa). No exagero. A veces sí, pero ahora no ;)
Tarta sablé breton con manzana, fresas y mandarina (para una base de 20 cms. de diámetro)
Para la masa sablé
120 grs. de azúcar blanquilla
125 grs. de mantequilla a temperatura ambiente
160 grs. de harina de repostería
10 grs. de levadura en polvo
60 grs. yemas de huevo (3 yemas)
3 gramos de sal
Para la cobertura de frutas y chocolate blanco
75 grs. de chocolate blanco
3 cdas. de mermelada de manzana (casera o comprada)
3 mandarinas
2 manzanas
1/2 vaso de zumo de naranja
50 grs. de fresas
Preparación
Empezaremos preparando la base de masa sablé.
1. En un bol batimos la mantequilla con el azúcar hasta blanquear. Añadimos las yemas y seguimos batiendo hasta obtener una textura cremosa. En total tardaremos unos 8-10 minutos.
2. Añadimos la harina que previamente la habremos tamizado para separarla y afinarla bien. Añadimos la sal y lo mezclamos con una espátula, en movimientos envolventes.
3. Usaremos un aro de pastelería o un molde desmontable (yo lo hice con un aro y así seguro que sale bien). Si usamos el aro, lo podremos sobre una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado. Precalentamos el horno a 190 grados. Ponemos la masa dentro del aro y con la ayuda de una espátula la alisamos todo lo que podamos, dejando una capa lo más fina posible. En el horno crecerá un poco y conviene que quede una galleta fácil de romper, por lo tanto tendremos que obtener una masa no mucho más alta de 1 cm (medio en crudo).
4. Horneamos la masa durante 15 minutos, que quede dorada. Cuando esté la sacamos con muchísimo cuidado y la ponemos a enfriar sobre una rejilla. Al salir del horno la masa es blanda y muy frágil, fácilmente se puede romper. En cuanto se haya enfriado un poco se irá endureciendo y tomando la consistencia de una galleta. Entonces será mucho más fácil de manipular. Cuidado y sin prisas en este paso.
Mientras se enfría seguimos preparando el resto de componentes.
5. Las manzanas no las podemos poner en crudo, no sería una textura agradable en la tarta, así que las hornearemos un poco. Las pelamos y descorazonamos. Luego las cortamos a lo largo, haciendo “gajos”. De cada manzana saldrán 8 piezas. Las ponemos en una bandeja, no muy grande, de pyrex con el zumo de naranja y las horneamos durante 20 minutos. Así quedarán blanditas.
6. Fundimos el chocolate blanco y pintamos la base de masa sablé ya fría con un pincel de silicona (o con cualquier cosa que nos permita pintarla con una capa muy fina y llegando a cubrir todos los rincones). ¿Por qué hacemos esta capa de chocolate? La base de sablé tiene que quedar crujiente. Si encima ponemos directamente la fruta, sus jugos impregnarían la base y se reblandecería. Así, la capa de chocolate hace de aislante e impide que la humedad de la mermelada y de la fruta traspase hacia la base, conservando todas las texturas.
Una vez pintada la base con el chocolate la ponemos en el frigorífico unos minutos hasta que se enfríe del todo.
7. Pelamos bien las mandarinas y separamos los gajos. También lavamos y cortamos en pedacitos las fresas.
8. Sacamos la masa de la nevera y sobre ella extendemos la mermelada de manzana haciendo una buena capa.
9. Distribuimos los gajos de mandarina, la manzana y las fresas sobre la mermelada y que quede bonito. Yo lo hice intercalando manzana con mandarina alrededor del pastel, como pétalos, y luego en medio un montoncito de fresas.
Listo. Ya se puede servir, y, si no lo hacemos al momento, la guardamos en la nevera hasta el momento de servir.
Esta es una de las muchísimas opciones de tarta sablé con frutas. Ahora empezamos a tener cerezas, como ya habréis visto… más adelante vendrás las peritas de San Juan, los melocotones, melón, sandía… bueno, se trata de que hagamos la combinación que más nos apetezca. Y aquí sí pongo la mano en el fuego que con cualquiera de las combinaciones, la tarta quedará de 10.
¿Os animáis a hacerla y a enseñarme las vuestras?