Agosto ya queda atrás,y en tan sólo unos días tenemos que empezar con la rutina diaria. Dejar atrás las mañanas de sol y playa, los días sin horarios, las sobremesas que se alargan….cuesta ya de por sí. Pero si encima hay niños en casa, el estrés se apodera de nosotros casi sin darnos cuenta: hay demasiadas cosas qué hacer a la vez. Entre sus libros y la vuelta al cole, que se revelan porqué no quieren seguir las normas habituales, nosotros también volvemos a trabajar….parece que no vayamos a llegar a todo. Y por eso es tan importante tomarse un momentito de relax, aunque sea a la hora del desayuno o de la merienda.
Y en mi pueblo, Canet de Mar, se celebra la fiesta mayor pequeña el día 8 de septiembre. Es el día de la patrona, que coincide con el día grande de Asturias y de Extremadura: el día de la Misericordia. Quien me conoce sabe sobradamente que no soy nada creyente, más bien lo contrario. Pero sí que es verdad que me gustan las tradiciones (no todas, eh! ). Y aunque no se haga mucha festividad, lo que sí se sigue haciendo por parte exclusiva de una de las pastelerías de aquí, son los sables de brioche. Sinceramente no se de donde proviene dicha tradición, supongo que de épocas de conquistas o algo así. Pero lo que si que os puedo decir es que el día no puede ser más apropiado para despedir el verano y poder empezar las clases con energía.
Éste año, la pastelería que elabora los sables ha compartido éstas fotos en las redes sociales del proceso. Y me encanta ver el esfuerzo que llevan a cabo para que persista la tradición. Aunque el postre en sí es muy sencillo. Os voy a enseñar cómo prepara la masa de brioche, y ya vosotros le dais la forma que más os guste. ¿Os parece bien? Pues vamos a ello.
Vais a necesitar lo siguiente:
400 gr de harina de fuerza
60 gr de azúcar
180 ml de leche
80 gr de mantequilla
10 gr de levadura de panadería
2 yemas de huevos
1 huevo entero
El brioche (o brioix en catalán, pero también es conocido como pan de leche o bollo suizo) no deja de ser un tipo de pan enriquecido con mantequilla. Por eso es tan buena opción como desayuno.
Bueno, que me lío. Hay que disolver la levadura de panadero, (aquí la podemos encontrar en cualquier supermercado en forma de pastillas individuales, pero dependiendo de donde viváis puede que no sea así) en la leche templada.
En un bol amplio, vamos a tamizar la harina de fuerza junto al azúcar. Ya sabéis que personalmente prefiero quedarme un poco justa que pasarme. Así que si sois muy dulzones….añadirle unos 20 gr de azúcar extra. Hay que hacer un agujero central en la harina, donde se va a volcar la mezcla de leche y levadura. Y hay que empezar a mezclarlo poco a poco. Es una pasta muy pegajosa, así que si podéis usar una espátula o mejor aún si tenéis una amasadora….
Cuando veamos que está todo bien homogéneo, las 2 yemas. Y seguimos amasando otra vez. Por último, vamos a agregar la mantequilla. Debe estar a temperatura ambiente y con textura de pomada para facilitar su integración. Poco a poco, la masa va a ser más elástica y menos pegajosa. En el momento que ya no se pegue (en la amasadora, unos 10 minutos), ya está hecha.
Haced una bola con la masa, y dejarla en el bol cubierta con papel film durante una hora en un lugar que no haga demasiado calor ni demasiada humedad. En éste tiempo, la levadura va a fermentar, y vosotros lo vais a notar en que el tamaño de la bola se duplicará. Ahora sí que tenemos la masa lista para hornearla.
Lo más común es dividir la masa en partes iguales (4 o 6 partes, o las que veáis) y hacer bolas con ellas. Ir rellenando una bandeja de horno y cocerlo tal cual.
Pero ésta vez se trata de hacer un sable: así que hay que hacer un rulo largo y darle la forma de la empuñadura (como si fuera una “p”). La pastelería los decora un poco con fruta en almíbar y un toque de azúcar a lo largo de lo que sería el filo del sable. Cómo prefiráis, como siempre!
La cuestión es que tenga la forma que tenga, cuando lo tengáis puesto en la bandeja del horno, habrá que pintarlo con el huevo batido. Y para dentro que va! Con el horno precalentado a 200ºC lo dejaremos cocer durante 10 minutos y luego, bajamos la temperatura a 180ºC y lo vamos a dejar 20 minutos más.
En cuanto se enfríe, ya podéis atacarle. Yo os enseño el que me compré, que no querría quitar el protagonismo a la pastelería de la que os he hablado.
Y con éste sencillo postre os dejo por ahora. No os estreséis demasiado, y si es el caso tomaros un momento para preparar un brioche y se os pasará. Que la vida está hecha de pequeños momentos y no vale la pena pasarlos mal. Hasta la próxima golos@s!
Archivado en: Los más tradicionales Tagged: bollo suizo, brioche, brioix, pan de leche