El salmorejo cada vez es un plato más conocido en otros lugares fuera del Sur de España, donde tiene su origen, y menos mal porque, ¡vaya la que nos estaríamos perdiendo! Yo no lo había probado hasta que fui a pasar unos días a Córdoba y me tomé todos los salmorejos que no había tomado antes, a la mínima oportunidad yo me volvía a pedir un salmorejo. Está delicioso y es realmente refrescante, cuando allí aprieta el calor un salmorejo bien fresquito es de lo que más apetece.
La guarnición clásica en la zona de Córdoba es el huevo duro picado con unos tacos de jamón, pero esto os lo dejo a vuestra elección.
Lo realmente importante para un buen salmorejo son los tomates, a mi me gusta utilizar tomates de pera bien maduros. Los tomates carnosos son los que mejor quedan en esta receta. Si tenéis una batidora de vaso o un robot de cocina esta receta es perfecta para usarlos ya que os darán la textura sedosa en muy poco tiempo. Por supuesto, también se consigue con una batidora de mano.
Por si os hacéis la misma pregunta que yo me hacía, os cuento brevemente cual es la diferencia entre el salmorejo y el gazpacho. Aunque ambos nos parezcan sopas frías hechas con tomate hay bastantes diferencias entre ambos, empezando por los ingredientes. El salmorejo tiene como ingrediente principal el tomate mientras que el gazpacho añade otras hortalizas como el pepino, la cebolla y el pimiento. Además también tienen diferente textura, el gazpacho es una sopa fría líquida mientras que el salmorejo es más espeso al no llevar agua y llevar más pan.
¿Vosotros sois de gazpacho o de salmorejo?
Sea cual sea vuestra respuesta no os marchéis del blog sin probar este salmorejo, ¡está riquísimo! La sencillez de la receta es asombrosa y en menos de 10 minutos está listo. ¿Os ha gustado esta receta? Espero vuestros comentarios y me encantaría ver el resultado. ¡Etiqueta a #shoothecook en tu foto de Instagram para que no me la pierda!
Salmorejo, Receta lista en 10 minutos
El salmorejo es un plato exquisito que deleita con sus sabores mediterráneos, su textura cremosa y por lo refrescante que es para el verano.
6 tomates de pera, pelados
1/2 ajo, retirar el germen interior
2 rebanadas grandes de pan con mucha miga, quitarle la corteza
1/2 taza de aceite de oliva o 3/4 como máximo
1 Cda. de vinagre de jerez
1/4 cdta. de sal
Poner el pan en una bandeja y cubrir con agua. Dejar a remojo en el frigorífico toda la noche o unas horas.
Empezamos pelando los tomates, puedes darles un hervor para que la piel se quite más fácilmente. Córtalos en trozos y retira las pepitas y su líquido.
Coloca en el vaso de la batidora los tomates. Pela el ajo y retira el germen verde de su interior. Trituramos unos segundos.
Escurre bien el pan que teníamos a remojo y añádelo a la batidora junto con la sal y el pimentón (este último opcional). Tritura hasta que no queden grumos.
Poco a poco, añade el aceite mientras sigues triturando para que el salmorejo emulsione y adquiera su particular textura sedosa.
Sírvelo frío con un chorrito de aceite de oliva por encima, también puedes añadir huevo duro, picatostes o unos taquitos de jamón.
*Los tomates: para mí los mejores para el salmorejo son los de pera, porque son más carnosos y menos ácidos. Si no tenéis también queda genial con tomates de Corazón de buey o de colgar. Ante todo los tomates deben estar maduros.
*El pan: tradicionalmente se utiliza la telera cordobesa pero si no lo puedes encontrar cámbialo por un pan de trigo blanco, puede utilizarse pan duro o de hace un par de días. Acuérdate de quitarle la corteza.
*El aceite: mejor que sea un aceite de oliva virgen extra suave y de alta calidad.
*Si quieres que el salmorejo sea más ligero puedes añadirle 1/2 taza de agua.
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