«La maestra estaba que embestía de hermosa. Habíase puesto un vestido de dibujo celeste sobre fondo blanco, sin almidonar, al objeto que la rigidez del planchado no quitara morbidez al contorno; un pañuelo de crespón azul de flecos larguísimos, anudado en la cintura, con los extremos sobre la enérgica cadera á modo de flexibles caídas y dejando ver el nítido nacimiento del seno, sobre el cual brillaban una cadena y un relicario de plata; los brazos, hasta la mitad desnudos, estaban ceñidos por ajorcas morunas, y su cabeza, aquel surtidor de ondas de oro purísimo, recogido la mitad en elegante coso griego, atravesado por una agujeta rematada en caprichosa libélula con alas de amatista, y la otra mitad cayendo sobre la nuca en artístico desbordamiento.»
Así escribía….describía e inmortalizó los tipos populares de Málaga, a través de sus novelas, el insigne escritor y poeta costumbrista, D. Arturo Reyes, la manera de ser del pueblo donde vió la luz primera. Escritor de buen temple y observador afortunado de los usos, lengua y costumbres malagueñas.
El las describía con sus letras, como los pintores costumbristas de la misma época la pintaban en sus lienzos. Como en uno de los que más me gusta, llamado Noche clara en La Caleta, de Antonio Muñoz Degrain, pintado en 1914 (Pintor que hizo perdurar en el tiempo maravillosos paisajes malagueño; en 1870 su amigo, el genial Bernardo Ferrándiz, le requirió para decorar el techo del precioso Teatro Cervantes en Málaga. Enseñó pintura en la escuela de San Telmo, donde entre sus alumnos se encontraba Pablo Ruiz Picasso). El cuadro se encuentra en el Museo Municipal de Málaga.
En "Noche clara en La Caleta" se representa una escena tipicamente malagueña, costumbrsita, popular, donde brilla la mar, bañada por la suave luz de la luna llena, tiran del copo los marengos, mientras los pescadores, en los sardinales con las velas al viento siguen faenando en la bahía; en el rebalaje, hay una fiesta flamenca, hogueras, una moraga, una procesión marinera y contemplandolo me parece escuchar las cuerdas de las guitarras desgranando unas malagueñas al compás del rumor de las olas, del cante, palmas y voces llenas de alegría
Entre ellos, me imagino a los personajes de la novela Cartucherita de mi admirado D. Arturo.
Cartucherita es como una paráfrasis de la pintura de Muñoz Degrain, No parece sino que el autor de la novela, o el autor del hermoso cuadro se inspiraron para crear tan maravillosas obras maestras de la cultura y del arte malagueño.
Porque también es allí en La Caleta, ambos artistas escenificaron tan hábilmente las costumbres malagueñas, tomadas de la realidad. Es en La Caleta, donde el protagonista el famoso torero Cartucherita le cuenta a un buen amigo el Inglesito el secreto de sus amores, es allí, en la orillita de la mar, donde también me imagino a los personajes tan gráficamente definidos, como el del protagonista, el del maestro don Lorenzo de Medina y Portocarrero, el de la señá Teresa y el de Clotilde, la esposa del bondadoso y confiado profesor malagueño.
Una novela bañada de arte, de luz, alegre, divertida, con olor a salitre a jazmines, con hombres sencillos, valientes y sinceros, mujeres hermosas y apasionadas, donde nos relata la forma de vivir de una época no tan lejana y sus fiestas; unas páginas que relata la sencilla relación de los amores de Cartucherita, que cautiva y deleita e incluso divierte, sobre todo al leer las palabras, las frases, el pintoresco lenguaje con que se expresan. Rico en modos de decir, popular, expresivo, ingenioso, gracioso….como suele ser la forma de hablar, aún hoy en día, de los malagueños.
Algunas veces pienso que la labor de D.Arturo, aún no ha sido reconocida por ésta tierra que él amó. Fue dejando en sus escritos, como muchos pintores malagueños costumbristas de la época, la idiosincrasia, la forma de ser, de vivir de una época donde por falta de fotografías, peliculas y todos los medios técnicos de los que hoy en dia disponemos, él usó y puso para las generaciones venideras, lo mejor de sí, con generosidad y arte: sus letras, sus poemas, sus escritos....Por ello, le admiro.
Vuela mi imaginación…..y me veo cocinando en aquella época, a principios del siglo XIX, junto a mi abuela, Carmen Rosa, con unas almejas recién sacadas de la arena de la mar, una sopa, sencilla, humilde, malagueña…., con los productos de la tierra y de la mar de Málaga, tal y como la preparaban antaño.
un plato que igual D.Arturo degustaba en su casa del Perchel mientras escribía Cartucherita.
¿Cómo la hice?
Ingredientes para dos personas:
Un cuarto kilo de almejas, un tomate maduro, un pimiento verde, media cebolla blanca dulce, tres dientes de ajo, medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño), dos rebanadas de pan, dos ramitas de hierbabuena, un cuarto de kilo de habas y otro de chicharos (guisantes), sal, una cucharada pequeña de pimentón dulce (pimiento molido) y una cucharada pequeña de colorante alimentario y un litro y medio de agua aproximadamente.
Los pasos a seguir:
Echar las almejas en un plato con agua y sal a fin de que suelten la posible arena que puedan traer en su interior.
Lavar el tomate y el pimiento. Pelar los dientes de ajo y la cebolla. Picar el tomate, el pimiento los ajos y la cebolla en trozos pequeñitos.
En una sartén echar el aceite y sofreir la verdura a fuego lento. Una vez hecha, retirar del fuego y añadir el pimiento molido.
Desgranar las habas y los chicharos (guisantes)
En una cacerola echar el agua, agregar el refrito, el colorante alimentario, las habas y salar al gusto, dejando cocer aproximadamente unos quince minutos. Pasado éste tiempo añadir los guisantes y dejar cocer unos cinco minutos más.
Echar las almejas y dejar que se abran, retirando la cacerola del fuego.
Colocar las rebanadas de pan y la hierbabuena en el plato.
Sacar de la cacerola la verdura junto con las almejas con un colador y echarlas en el plato.
A continuación servir el caldo poncima……bien caliente, bien hervío como diríamos los malagueños.
Esta entrada está dedicada a D. Arturo Reyes gran novelista, poeta malagueño y a su biznieta Pepa Reyes, mi buena amiga que conocí gracias a Mi Cocina, cuya obra en pro de la gran obra de tan insigne escritor, sigo con especial atención (Aqui pueden ver su blog). Ella, en éstos días me ha emocionado, ha tenido el generoso detalle de enviarme parte de su legado, de la obra de D. Arturo.